"La flexibilidad es la capacidad clave para la felicidad; solo si logras ser flexible contigo, con los demás y con la vida conseguirlas vivir con plenitud", decía ayer en el Club FARO la psicóloga y profesora en la Autónoma de Barcelona Jenny Moix. "Atrévete a romper tus propios esquemas" fue el título de la conferencia que le presentó la periodista de FARO Natalia Álvarez.

Dicho de otro modo, lo que afirmaba Moix, autora de "Flexibilidad flexible" en Aguilar, es que si consiguiéramos acabar con nuestros rígidos enfoques, lograríamos flexibilizarnos y de esta forma todo tomaría otro cariz. La vida se presentaría ante nosotros como algo más sencillo, más cómodo y la saborearíamos con mayor intensidad. "Los psicólogos sabemos bien –explicó– que cuando alguien acude a la consulta por lo general lo hace porque está sufriendo y necesita ayuda para eliminar esa pesadumbre. Nuestra experiencia nos muestra que muchas de esas personas también desean, con todas sus fuerzas, que les confirmemos que su sufrimiento es consecuencia de lo que han vivido y están viviendo. Esto es, ansían que les aseguremos que son personas normales y que "tienen razón" por encontrarse tal y como se encuentran. Pero resulta paradójico cómo a veces el alivio de la comprensión se puede convertir en una trampa".

Considera Moix que "el bálsamo de la comprensión es droga dura". Tanto que, según ella, a menudo preferimos que nos comprendan y nos den la razón a que nos sugieran que la situación que estamos viviendo la podríamos ver y afrontar de forma diferente. "Si la terapia –dice– se basa en cambiar la mirada sobre nuestra vida para poder desbloquearnos, hay personas que sienten esta sugerencia casi como un insulto, como si les insinuaras que les falta inteligencia por no haber abordado su problema de otro modo. Así, preferimos muchas veces tener la razón, pensar que nuestro sufrimiento se encuentra justificado aún a costa de seguir bloqueado, antes que flexibilizar nuestra rigidez y admitir que quizás seríamos más felices si encaráramos la situación de manera distinta".

Somos tan rígidos, según Moix, porque tenemos unos esquemas mentales, unas creencias, unos valores muy asentados, pero ella lo matiza más. "Nuestros esquemas mentales poseen cinco características que los definen. Son relativos, invisibles, blindados, rígidos y limitados".

Si fuéramos conscientes de lo relativos que son nuestros esquemas, que dependen de los que hemos vivido, leído... –dice la psicóloga– , no iríamos por la vida haciendo alarde de una seguridad aplastante pensando que solo nuestro punto de vista es el correcto. Otro aspecto por el cual es difícil desbloquearlos –según añade– es porque son invisibles, no los vemos porque son compartidos por la mayoría como si fueran axiomas, son creencias que no sabemos de donde provienen pero damos por ciertas. "En tercer lugar –matiza– son blindados. Y la realidad siempre sale perdiendo ante estas creencias blindadas. Es como cuando quieres explicarle a un niño quiénes son los reyes Magos. Tenemos poderosos mecanismos de protección de creencias".

Esquemas rígidos, la cuarta característica; es decir, tendemos a ver la realidad de modo dicotómico, dividirla entre buenos y malos. Y, en quinto lugar, son esquemas limitados. ¿Alguien –se preguntó Moix– puede entender que, según afirma la ciencia, antes del Big Ban no existía espacio ni tiempo? "Es, como tantas otras cosas –dice– , algo inalcanzable para nuestra mente".

Debemos, por todo ello, aprender a ser flexibles en primer lugar con uno mismo. "Hay que tener flexibilidad, por ejemplo, respecto a la interpretación de nuestro pasado. Me encanta repetir que nunca es tarde para tener una infancia feliz. Lo que nos determina no es lo que hemos vivido sino cómo lo hemos interpretado. Y nos colgamos muchas etiquetas: soy tímido, inteligente... Hay que evitar las etiquetas positivas o negativas porque nos lastran".