"Lo mío es vocacional; siempre me ha entusiasmado el mundo de los números", resume el estudiante gallego Óscar Rivero Salgado tras hacerse con una medalla de oro –quedó tercero– en la Olimpiada Matemática de España que se celebró este fin de semana por la Universidad Pública de Navarra, en Pamplona. Fue el mejor solo detrás del madrileño de nacionalidad coreana Byuoung Tae Bae y del catalán Darío Nieuwenhuis. Y este resultado le da un billete de ida con la selección española a la final internacional que se celebrará en Ámsterdam el próximo mes de julio. Cero temor.

Cuando sus compañeros de pupitre aprendían en el colegio a sumar cifras simples, él ya calculaba sumas con decenas y centenas. Reconoce –discreto– que le fascinaba hallar la equivalencia de los euros en pesetas cuando entró en vigor esta moneda. Pero, tras estimar la edad del estudiante, 16 años, y teniendo en cuenta que el cambio de esta divisa en España fue en 2002... ¡tenía siete años! Precisamente en cálculo, pero con la resolución de problemas de una complejidad que abruma (para su desarrollo, la organización deja seis horas), acaba de destacarse entre otros 120 competidores previamente seleccionados Óscar Rivero. El premio (dotado con 700 euros) es tenido muy en cuenta por universidades de alto nivel.

El chaval estudia en el IES Cidade de Antioquía, en la localidad ourensana de Xinzo de Limia. Reconoce –de nuevo, con cierto pudor– que tiene altas capacidades, lo que equivale a un "superdotado" de toda la vida. Entre sus otras aficiones está la música, y Beethoven entre sus compositores predilectos. Óscar está en el noveno año de piano, dice sin titubear.

Otro ejemplo de mente bien amueblada: reconoce flaquezas. "Soy muy tímido", asegura. Y lo hizo por sus padres. "Mis padres están tan orgullosos como yo; me han apoyado mucho y si no fuera por ellos, no me hubiese presentado", asegura. Apunta maneras, consultado sobre sus referentes de "cabecera", Óscar Rivero cita al matemático ruso Perelman, célebre por resolver la conjetura de Poincaré –planteada en 1904, era uno de los siete Problemas del Milenio, en la lista de enigmas matemáticos por resolver que se establecieron en el año 2000–y que rechazó la más prestigiosa medalla, la de Fields, dotada con un millón de euros. "Eso demuestra que hay gente a la que le apasionan las ciencias y no buscan un lucro económico".

La forma en la que este chico, apoyado por una de sus profesoras, llegó a la competición también se las trae. Buscó él solo al organizador del certamen en Galicia cuando cursaba 3º de ESO, mientras que la Olimpiada está enfocada a Bachillerato. El profesor de la Universidad de Santiago, Felipe Gago, asegura que, una vez evaluó que "estaba preparado para asumir el estrés de soportar seis horas resolviendo problemas", le guió. "Aún tiene mucho recorrido, es un chico con capacidad", reveló ayer antes de salir de Pamplona el docente.

El comité organizador del evento también destacó el talento del chico: "Ya consiguió una medalla de plata el año pasado; quedó de séptimo y viajó a la Olimpiada Internacional en Kazakhstan", asegura María Gaspar. "Este año formará parte del equipo olímpico, que integrarán seis personas aunque la competición es siempre individual", matiza.

No es el único gallego. En total, hay tres medallistas gallegos entre los 36 premiados en esta competición. Los estudiantes Inés Cardóniga y Carlos García Ling –también procedentes de centros gallegos– han obtenido una medala de bronce, peroe solo Óscar viajará a Ámsterdam.

Para dejar patente la complejidad del examen, se refleja el enunciado de un ejercicio –que ayer hizo pública la página de la organización–. "En un polígono regular de 67 lados trazamos todos los segmentos que unen dos vértices, incluidos los lados del polígono. Elegimos n de estos segmentos y asignamos a cada uno de ellos un color entre 10 colores posibles. Halla el valor mínimo de n que garantiza, que independientemente de cuáles sean los n segmentos elegidos y de cómo se haga la asignación de colores, siempre habrá un vértice del polígono que pertenece a 7 segmentos del mismo". El estudiante gallego reflexiona: "Realmente no se busca hallar una solución exacta, se tiene que se tiene más en cuenta el camino que sigues para alcanzarla". Teme, no obstante y de cara a la competición internacional, a sus rivales orientales y a los de la extinta Unión Soviética.