"Debemos cambiar el concepto del "síndrome del nido vacío" por el de ´misión cumplida", dijo ayer en el Club FARO la psicóloga clínica Carmen Serrat-Valera, refiriéndose a ese momento en que la pareja ve cómo desaparecen de casa los hijos. Esa fue una idea nuclear de su reflexión en torno al tema de su charla: cómo disfrutar de la vida en pareja cuando los hijos abandonan el nido.

El síndrome. Presentada por la también psicóloga María del Carmen Martínez, el problema al que apuntó su intervención fue esa sensación de pérdida, de vacío existencial, como un hueco emocional y físico cuando, al desaparecer los hijos, hay también una desaparición repentina de gran parte de las preocupaciones y tareas que absorbían las horas del día y a muchos les origina un período de depresión, tristeza, soledad, como una falta del sentido de la vida que a veces hace aflorar problemas con la pareja que habían quedado relegados. Lo que ella propone es "llenarlo de diálogo y fluida comunicación, relaciones amorosas y sexuales satisfactorias, descubrir un reencuentro entre vosotros haciendo todo aquello que quisiste hacer".

Etapas críticas. Serrat-Valera, autora de "Solos tú y yo otra vez" en La Esfera de los Libros, parte de una idea básica: las emociones dependen de lo que pensemos, es decir, estar deprimida o alegre depende no de lo que nos ocurre sino de cómo lo evaluamos, de cómo lo miremos. No acepta como algo determinante las circunstancias que te rodean porque la experiencia estadística muestra cómo la misma situación origina emociones diferentes. "Las crisis –explica– pueden ser una oportunidad de crecimiento personal, pueden ser vivida como un desafío para desarrollar nuestros recursos personales. Diversas investigaciones han llegado a la conclusión de que la mayoría de las crisis por las que puede pasar una pareja se pueden superar, con un consecuente crecimiento y fortalecimiento de la relación".

Disfrutar de la vida. Dice Serrat-Valera que ese momento de la marcha de los hijos puede convertirse, si se quiere ver así, como la inauguración de una etapa de felicidad marital. "Ese momento en que ya no son el propósito principal –matiza– es óptimo para aprender a disfrutar de la vida, del tiempo libre, de liberarte de prejuicios sociales o ideas preconcebidas que no te ayudan a gozar de la vida; para aprender a descubrir un gran propósito en la vida: tú mismo y tu propio proyecto vital".

La edad de la felicidad. La teoría de Serrat-Valera es cambiar el concepto del síndrome del nido vacío por el de misión cumplida. "El nido vacío puede tener efectos muy beneficiosos para la relación de pareja, abre una etapa de liberación, de libertad y menos responsabilidades y quehaceres domésticos. Y añado que las investigaciones reflejan que las parejas que no sacan a relucir constantemente sus antiguos conflictos, que continúan respetándose y cuidándose el uno al otro, que tienen habilidades de comunicación y cultivan su amor pueden convertir esta fase del matrimonio en la era de la felicidad. Pero nunca pasará si no creen en ello. Ya dijo Dave que un matrimonio excepcional no se da cuando se casa una pareja perfecta sino cuando una pareja imperfecta aprende a aceptar y a disfrutar sus diferencias".

Que vuelen solos. "Dejadlos volar –afirmó–, para eso les has educado. Hay que establecer una nueva forma de relación entre la pareja y los hijos adultos con las respectivas parejas de estos, con los nietos, la familia política... No empeñaros en tener una relación más intensa de la que ellos desean, no te entrometas en sus asuntos... pero también debes hacer que respeten tu propia vida, no permitir que decidan en qué debes ocupar tu tiempo que abusen de ti exigiendo que te ocupes de tus nietos...

Una nueva familia. "Conquista con tu respeto –dijo– , tolerancia y amor incondicional a tus hijos políticos, no critiques, no juzgues, no abrumes a tus hijos con quejas sobre tus enfermedades o problemas, sé creativo y divertido, acoge a los nietos para disfrutarlos y liberar a los padres, envíales correos o paquetes con cualquier cosa..."