En la sala II de Caixanova, en Velázquez Moreno, se inauguró ayer “Silent Listen”, la exposición en que la viguesa Cristina Fernández Núñez redacta con abiertas pinceladas su última percepción de la realidad. Han pasado ya 13 años en su itinerario pictórico, 13 años de pintura meditada.

-Recordamos su primera individual, en 1997...

-Sí, entonces tenia al color como protagonista y el dibujo no era más que un motivo que, por decirlo de algún modo, lo recortaba.

-¿Y ahora?.

-Han pasado 13 años y, claro, hubo cambios Ya no hay tal explosión de colores sino que se ven atenuados, son paisajes bañados por la bruma gallega.

-Aquellos tiempos dedicados a la restauración ¿no los echa de menos?

-No, la verdad, pero puedo recordar con placer aquellas experiencias como la restauración de la Adoración de los Pastores en Tenerife, la de la Iglesia de Santa Eulalia de Arealonga... también la de cuadros como”Dama leyendo junto a una ventana”, de Soutomaior. En fin... son tiempos idos.

-¿Y qué supone “Silent listen” en ese itinerario?

-La evolución de mi concepto del paisaje. En 2006 lo empecé con una exposición en Santiago, “Landscape”, manchas de pintura evocadoras pero sin apenas definición. En a siguiente exposición, “Paisaxes”, en la viguesa Casa da Cultura Galega, van apareciendo cielos muy grandes acotados por líneas o pequeñas geometrías. En esta que ahora inauguro el paisaje cobra más protagonismo, aumentando la presencia también de esas líneas que sugieren planos de arquitectura.

-¿Qué llena sus lienzos?

-Pretendo que estén llenos de ritmo,un abrazo de paisajes vírgenes y mundos geométricos.

Siempre ha existido una dualidad entre el orden y el caos, una búsqueda entre dos mundos contrastados donde puedan convivir un mundo libre y un mundo acotado,un mundo vertical y otro horizontal.Así sugiere Silvia Amarelo su última obra.