La lucha por la liberación sexual, por los cambios en el Código Civil, por el derecho a votar, contra la violencia de género. Una lucha, en definitiva, por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. El movimiento feminista ha producido muchos cambios en las sociedades occidentales gracias al esfuerzo de mujeres, la mayoría anónimas, que se cuestionaron una realidad injusta.

La investigadora viguesa Mónica Bar Cendón (Vigo, 1967) recupera en un libro la historia del feminismo en Galicia desde la Transición hasta 2004, año en que se celebra la Marcha Mundial de las Mujeres. "Feministas gallegas, clave de una revolución en marcha", editado por Edicións Xerais, se presentó ayer en Vigo en un acto presentado por María Xosé Queizán, una de las principales figuras del movimiento en Galicia.

El volumen, de casi 400 páginas, es una investigación sobre el movimiento feminista gallego contextualizado en España y en los antecedentes históricos internacionales. La autora realiza un pormenorizado análisis –en el que trabajó desde finales de 2005– que se vertebra en más de sesenta entrevistas a mujeres vinculadas al feminismo en todos los ámbitos: sindicatos, asociaciones feministas, el Movimiento Democrático de la Mujer... Por otra parte, aporta información recogida en hemerotecas, archivos y panfletos de la época, una tarea que resultó especialmente compleja ya que "la información sobre el movimiento feminista se encuentra muy dispersa", lamenta la autora.

La publicación tuvo en cuenta "antecedentes históricos" del feminismo intelectual en Galicia, como Emilia Pardo Bazán o Rosalía de Castro. Pero la mayoría de las mujeres que protagonizaron este movimiento en Galicia son anónimas. "Ellas no buscaban llevarse los laureles, sino transformar la sociedad", asegura la autora.

Bar advierte que el movimiento feminista en Galicia es "muy heterogéneo". Sin embargo, las mujeres feministas coincidieron en un perfil de izquierdas, con un alto compromiso contra la dictadura. "El feminismo gallego estaba repleto de mujeres galleguistas en distintos grados y nacionalistas; hay grupos más militantes, vinculados a partidos, y otros más independientes, un feminismo entendido más como ideología, ligado al ámbito cultural", describe.

Común a todas fue la lucha por la liberación sexual "reivindicaron la separación de la sexualidad y la reproducción y, algunos grupos, lucharon por el derecho al aborto, aunque para otros eso sólo era un parche y querían grandes cambios", apunta la investigadora.

Bar considera que no se ha valorado el trabajo de estas mujeres e, incluso, "se ha silenciado", lo que precisamente le impulsó a ella a reivindicar su papel en la historia en este libro. "Actualmente queda mucho por hacer porque luchar contra una discriminación indirecta y más sutil, que es la que sufrimos hoy, es más difícil todavía", advierte.