¿Sabría pedir una Estrella Galicia en chino? Si la respuesta es ´no´ y tiene pensado viajar al gigante asiático este año más le vale ir haciendo los deberes porque Hijos de Rivera planean su desembarco en el país y con etiquetaje chino incluido. La idea de exportar a Asia una de las marcas líderes de cerveza en toda España no surgió en Galicia, sino a iniciativa del cocinero navarro Pedro Larumbe, que gestionará el restaurante del pabellón español en la Expo de Shangai con el objetivo de promocionar nuestra cocina y una cuidada selección de productos nacionales, entre ellos, la cerveza gallega por excelencia y la marca de agua Cabreiroá.

La bebida, sin embargo, no será lo único gallego que se pasee a sus anchas por las imponentes instalaciones de la Expo de Shangai. Una docena de jóvenes hosteleros formados en el Centro Superior de Hostelería de Galicia (CSHG) viajarán en abril al país del sol naciente dispuestos a conquistar el mercado asiático. Y si tiene razón el refranero popular, lo tendrán muy fácil ya que les atacarán directamente por el estómago.

Tras un proceso de selección que dirigió personalmente por toda España el cocinero navarro, doce ex alumnos del CSHG –en su mayoría gallegos– pasaron a la criba final y durante la entrevista cara a cara con Larumbe el pasado mes de febrero todos ellos se ganaron su pasaje a China. Santiago Fraga, coruñés y con una importante experiencia internacional a sus espaldas pese a haber terminado el año pasado sus estudios de hostelería, es uno de los doce elegidos. Del proyecto, dice que le sedujo sobre todo el lugar en sí, Shangai, una ciudad donde todo se hace "a lo grande". "Te dicen las palabras Exposición Universal y Shangai y es lo único que escuchas. A mí me encanta viajar y en esta profesión tener mundo hace mucho currículum", explica este joven hostelero, entusiasmado con la idea de vivir medio año en China, aunque sepa de antemano que lo que mejor va a conocer de Shangai será el pabellón español.

Las imponentes dimensiones del edificio diseñado por la arquitecta Benedetta Tagliabue, un enorme cesto revestido de mimbre de 7.081 metros cuadrados de superficie, convertirán la tarea de familiarizarse con las instalaciones en todo un reto. Quizá por ello Larumbe desembarcará con su equipo en Shangai un mes antes de la apertura al público de la Exposición, cuatro semanas que aprovecharán para ensayar, organizar el trabajo, distribuir las tareas y –al menos ésa es la esperanza de sus colaboradores– conocer un poco el país.

A tres semanas de echarse a la aventura, sin embargo, Santiago Fraga reconoce que va "un poco a pelo", sin saber todavía cuál será su papel en el restaurante, llamado a convertirse, sin duda, en uno de los principales atractivos del pabellón español. "Lo único que tengo claro es que no será un trabajo super enfocado a un área concreta. Habrá que participar en tareas de gestión, en cocina, servir mesas, atender el bar...", explica Fraga, que cree que, precisamente por eso, Larumbe priorizó en el proceso selectivo a gente que había estado trabajando fuera de España, aparentemente con "menos ataduras", y con un "perfil polivalente".

Algo más claro lo tiene Verónica Gundín, otra de las gallegas seleccionadas para trabajar en la Expo aunque ahora, por problemas personales, ve peligrar su participación. Recién llegada de Irlanda, donde estuvo cinco meses trabajando en el restaurante de un hotel, esta joven de Carballo sabe que le tocará ser "camarera de sala" aunque tampoco le asustaría "rotar" de tarea durante los seis meses que estará bajo el mando de Pedro Larumbe. "Lo que siempre he buscado es tratar de conocer todas las caras del negocio. Porque para saber mandar, primero hay que saber hacer", argumenta Gundín, que tras haber estudiado Gestión y Dirección de Empresas Hosteleras aspira en un futuro a poder dirigir grandes equipos. La experiencia de Shangai, en su opinión, sería "muy enriquecedora" ya que conocerán una "cultura totalmente distinta" y la "forma de trabajar" en otros países del mundo.

Convivir con personal chino

Un total de 42 personas integran el equipo español con el que Pedro Larumbe se lanzará a su aventura asiática a partir del mes de mayo. Entre ellos habrá cocineros, pinches, mâitres y camareros aunque todos tendrán que convivir con personal chino. Ésta fue una de las condiciones impuestas por los organizadores, muy "tiquismiquis" con este tipo de cosas, como relata Santiago Fraga, que añade que la negociación con los chinos para organizar el restaurante y, sobre todo, la entrada de los productos españoles, indispensables para elaborar el menú, "trae de cabeza" a Larumbe.

El equipo trabajará mano a mano con camareros chinos pero pese a las dificultades idiomáticas –en un país donde la implantación del inglés aún es muy escasa– toda ayuda será bienvenida. Y es que los hosteleros españoles tendrán que enfrentarse, en un entorno extraño y a miles de kilómetros de la materia prima de la que depende su trabajo, a la friolera de 2.000 comensales cada día. Son sólo estimaciones pero la cifra podría incluso ser mayor. Y así todos los días durante seis meses.

No es de extrañar que Larumbe les advirtiera de antemano a sus futuros empleados que sólo tendrán un día libre a la semana y su jornada laboral rondará las nueve horas. "En hostelería sabes cuando entras pero nunca a qué hora sales. Hay que tener una actitud positiva y tirar pa´lante", explica Fraga, que coincide con su compañera Verónica Gundín en que la formación que reciben en el CSHG les hace "humildes y valientes" porque les lanza desde el principio "a la vida real". "¿2.000 comensales? Eso no nos asusta", coinciden ambos sin pestañear.