Doña Letizia optó para su quinta asistencia a los Premios "Príncipe de Asturias" por los tonos oscuros. Grises, azules y negros fueron los colores protagonistas de su vestuario en las dos jornadas que acaba de pasar en Oviedo, tonalidades que contrastan con los vistosos azules marfiles y hasta anaranjados que lució en otras ediciones, mucho más luminosas. Ayer para el acto central, en el teatro Campoamor se decantó por un vestido recto azul noche que cubría con una rebeca negra y zapato a juego.

Ante la reiteración de grises y negros lucidos estos días, hubo quien echó mano de la crisis para buscar una explicación a tan sombría indumentaria. Quizá la razón más acertada tenga que ver con las tendencias de la moda y las preferencias de los diseñadores, que parecen haberse adentrado en el otoño-invierno con gran predominio del negro en todas sus gamas, seguido muy de cerca por las múltiples tonalidades malva que ayer fueron también el color destacado de la jornada.

La Princesa lució el día de su llegada a Oviedo vestido gris con abrigo negro y medias y zapatos del mismo color. Sin tiempo a más, la misma indumentaria –sin abrigo– fue la que utilizó en las audiencias del primer día, un ceñido vestido gris, que destacaba su delgadez, unicamente adornado con un collar de metales brillante.

Para el concierto en el auditorio de Oviedo eligió camisa azul y falda negra con bordados a juego con la blusa, zapatos negros y abrigo de piel del mismo color.

Ayer por la mañana, doña Letizia volvió al gris en un sobrio conjunto de vestido –más largo en esta ocasión – y zapatos de elevados tacones del mismo tono. La uniformidad del traje se rompía con un ancho cinturón, como único adorno que subrayaba su estrecha cintura. Por la tarde, para presidir la entrega de los premios en el teatro Campoamor, de nuevo el azul noche con multitud de brillos en el vestido y negro en la rebeca. Doña Letizia tiene un pelo rebelde por liso. Ayer, optó por una insinuación de bucles en las puntas en una melena que lució más lacia por las mañanas y que tendió a adornar con ondas para los actos de la tarde. Bucles y ondas que duraban poco en la tiesa cabellera de la princesa de Asturias.