La costumbre de tirar basura por la ventana preocupa enormemente a los responsables de la gestión de los grandes edificios de viviendas de Shangai, que suelen rondar las 30 o 40 plantas, en una metrópoli de unos 6.000 rascacielos de más de 100 metros de altura.

Este problema "ha sido un dolor de cabeza para la sociedad durante mucho tiempo", admite el subsecretario general de la asociación de gestoras de edificios residenciales de la ciudad, Xu Yubiao, según publica hoy la prensa oficial, y añade que "simplemente, es muy difícil señalar a los culpables".

El asunto se ha convertido en una polémica en el internet chino, después de que este fin de semana un vecino del distrito shangainés de Putuo, apellidado Yu, se hartase del problema al tener que retirar de su terraza, en dos ocasiones, varios preservativos usados.

Yu colgó una protesta en el tablón de anuncios de su complejo residencial junto a los preservativos encontrados, lo que desató la polémica entre los vecinos y luego en la red.

Desde los pisos intermedios de algunos de estos edificios, en zonas como el céntrico distrito de Jingan, es relativamente frecuente ver cómo vuelan por la venta y caen a la calle bolsas, cajas o recipientes de cartón, botellas de plástico e incluso en alguna ocasión objetos más contundentes, como paneles de corcho.

"Es algo muy peligroso, siempre es posible que llegue a caer sobre alguien", dijo a Efe un obrero de la construcción que trabaja en la zona Dong Jiahua, quien aseguró que nunca se le ocurriría hacer algo así desde un andamio.

"Si uno tira cosas a la calle, tal vez alguien lo haya visto, pero no es posible que la policía esté siempre ahí al lado vigilando, así que la única solución es que mejore la educación de todo el mundo", opinó.

Con él coincidió Zhang Jianfang, empleada de una tienda de ultramarinos del mismo vecindario, que aseguró haber visto cómo en ocasiones han caído cosas a la calle frente a la puerta de su establecimiento.

"Es muy difícil encontrar a quienes tiran cosas por la ventana, y además si los encontrasen, no lo admitirían", dijo a Efe Zhang.

"No suele ocurrir en los edificios de oficinas, pero en las zonas de viviendas sí que pasa y eso que la mayoría de la gente nunca haría una cosa así, sólo lo hace gente con mala educación", añadió.

"La televisión de Shangai está haciendo mucha propaganda de cara a la Expo (Universal) de 2010, para educar a los ciudadanos para que sean civilizados, pero aunque la situación ha mejorado, todavía no se ha podido eliminar este fenómeno", concluyó.

Una gran dificultad es que los responsables de la gestión y la seguridad de los edificios no tienen capacidad de castigo para combatir el problema, y tan sólo pueden actuar con avisos y llamamientos a unos modales más cívicos.

En esas condiciones, "es muy fácil que (los infractores) vuelvan a hacerlo otra vez", se lamenta Xu en el diario local "Shanghai Daily", ya que suelen negar las acusaciones y es casi imposible probar su culpabilidad", si bien por ley podrían ser multados sólo hasta con 200 yuanes (unos 20 euros, 30 dólares).

Normalmente, la Policía sólo actúa si hay heridos o daños materiales y hasta la fecha sólo se ha castigado a una persona en Shangai, en 2007, por arrojar basura en dos ocasiones por la ventana, gracias a que fue registrada por cámaras de seguridad, lo que le valió pasar 10 días en prisión.