El inexorable paso del tiempo es la matriz de la obra de Jorge Barbi (A Guarda, 1950), uno de los artistas más interesantes del panorama artístico gallego, y que con "41º 52´ 59" latitud N / 8º 51´ 12 longitud O" se convirtió ayer en el primer artista de la comunidad a quien el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo (MARCO) dedica una exposición monográfica. Se trata además, de la mayor exposición organizada sobre el artista guardés hasta la fecha, según destacó el director del centro, Iñaki Martínez Antelo, y la primera del MARCO dedicada a un artista revisando su trayectoria. Esta monográfica, que incluye fotografía, escultura e instalación, abarca obras desde la década de los ochenta hasta hoy mismo, ya que muchas de ellas, aunque planteadas desde hace tiempo, han sido ejecutadas ex profeso para esta muestra o adaptadas para el MARCO.

Sin embargo, "41º 52´ 59" latitud N / 8º 51´ 12 longitud O" –título que responde a las coordenadas geográficas que comprenden la zona donde el artista realiza sus recorridos diarios– no es una retrospectiva al uso. Su comisario, Juan de Nieves (A Coruña, 1964), explicó que la exposición no se propone como un recorrido cronológico, sino que plantea otro tipo de asociaciones con el propósito de redescubrir su obra. "Una exposición no sólo es una acumulación de obras, sino que quiere dar una lectura, lo suficientemente abierta para que el público saque sus propias conclusiones", manifestó De Nieves.

El modelo panóptico de la planta baja permite al visitante elegir su propio itinerario desde su parte central, donde se exhibe "Estoy perdido. No me retenga" (1995), una pieza que según el comisario, "es muy clarificadora" de Barbi como artista. Además, el discurso expositivo se basa en otra idea clave en la obra de Barbi: el viaje, el paseo como vehículo de observación de la naturaleza y sus cambios.

Barbi ha recorrido cientos de veces la costa que va desde A Guarda a cabo Silleiro y asegura que ningún paseo es igual al anterior; siempre hay algo que cambia, un árbol que ya no está, la forma de la espuma, las ondas en la arena, las rocas, "decoradas" por los excrementos de gaviota...

"Todo cambia. Lo único que permanece es el paso del tiempo, aunque ya no estemos aquí", explicó ayer el artista.