La combinación de la crisis económica con la crisis alimentaria ha provocado que la cifra de hambrientos en el mundo haya alcanzado los 1.020 millones de personas, según revela un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y del Programa Mundial de Alimentos (PAM) publicado ayer con motivo de la celebración mañana del Día Mundial de la Alimentación.

"El aumento del número de víctimas del hambre es intolerable", aseguró el director general de la FAO, Jacques Diouf. "Tenemos los medios técnicos y económicos para hacer desaparecer el hambre, lo que falta es voluntad política para erradicarla", afirmó, citado en un comunicado del organismo que dirige.

Diouf también indicó que la clave es invertir en agricultura en los países en desarrollo, "ya que un sector agrícola saludable es esencial no sólo para vencer al hambre y la pobreza, sino también para asegurar un crecimiento económico generalizado y la paz y estabilidad en el mundo".

"Los líderes mundiales reaccionaron con contundencia a la crisis económica y financiera y lograron movilizar miles de millones de dólares en un plazo de tiempo muy corto", denunció. "La misma acción enérgica es necesaria para combatir el hambre y la pobreza", aseveró Diouf.

El informe publicado por la FAO y por el PAM, ´El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo´ señala que la práctica totalidad de las personas malnutridas vive en los países en desarrollo. Así, en la región de Asia Pacífico sufren hambre 642 millones de personas, en Africa subsahariana 265 millones, en Latinoamérica y el Caribe 53 millones, en Oriente Próximo y el norte de Africa 42 millones y en los países desarrollados 15 millones.

El documento, publicado en vísperas del Día Mundial de la Alimentación que se celebra el próximo 16 de octubre, detalla que el número de personas malnutridas ha aumentado de forma lenta pero constante a lo largo de la última década.

Entre 1995 y 1997 y 2004 y 2006, coincidiendo con un descenso sustancial de la ayuda oficial al desarrollo a la agricultura, el número de hambrientos se disparó en todas las regiones excepto en Latinoamérica y el Caribe, donde aumentó posteriormente esta cifra por la crisis económica y alimentaria.