Entre las flores y lápidas de un cementerio austríaco ha surgido un revolucionario concepto de tumba: una pantalla de vídeo que muestra imágenes de la vida de su inquilino y, aún más, sus bromas y chistes.

El curioso enterramiento está en uno de los camposantos de la ciudad austríaca de Linz, donde la tumba del humorista Wolfgang Heinzl, fallecido hace tres años, acaba de ser acondicionada con un monitor que, al pulsar un botón, muestra momentos y actuaciones de su vida.

El creador de esta tecnológica puerta con el más allá, Wolfgang Gollner, explicó a la radiotelevisión austríaca ORF que tomó la idea de los "vídeo-cementerios" que ya existen en Estados Unidos.

El aparato funciona con energía solar y, según su autor, es un "diario en vídeo" que permite a su amigo fallecido permanecer en este mundo.

La reacción entre los visitantes al camposanto es diversa: una mujer que escuchó las voces y risas creyó ser víctima de alucinaciones, mientras que hay quien considera la idea positiva.