Resulta casi imposible imaginarse a otra actriz que no sea Lola Herrera (Valladolid, 1935) en la piel de Carmen de Cinco horas con Mario. Para el público más joven, sin embargo, ha quedado en el recuerdo aquella directora de la academia de la serie “Un paso adelante”. De gira por Galicia -ayer actuó en Lugo; hoy y mañana lo hará en el Teatro Caixanova de Vigo para, pasad, llegar a Pontevedra- presenta a su nuevo personaje, Lily, quien aprende a ver la vida de distinta forma con su pareja de chachachá y vals, Michael (Juanjo Artero), en Seis clases de baile en seis semanas.

- Son dos personas que han hecho un recorrido distinto. Cuando empieza la función, se encuentran, aunque más bien es un encontronazo porque no se entienden bien. Ella le lleva 30 años a él y a pesar de la diferencia de edad se van descubriendo en cada clase poco a poco. Nace una amistad maravillosa. Les unen soledades muy distintas, aunque realmente no están tan lejos el uno del otro. No es una historia de amor de pareja; es una relación de amistad profunda y hermosa.

- Lily, su personaje es una mujer muy insatisfecha.

- Ella se casó muy joven con el pastor baptista, que debía ser un poco riguroso. Vivir en esa época en Carolina del Sur debió ser muy insatisfactorio y frustrante, aunque todo eso no pudo matar sus ilusiones, porque pone en práctica sus asignaturas pendientes. Esa es la parte positiva de la persona. La vida la pudo machacar pero lo cierto es que todavía le quedan ganas de vivir.

- ¿Comparte algo más que la edad con su personaje?

- Yo sigo buscando nuevos caminos; me ilusiona mucho la vida. No viví mi juventud en Carolina del Sur pero tuve los problemas de vivir bajo una dictadura. Tuve suerte de no casarme con un pastor baptista, sino que me casé con un actor que me dejó plantada. Yo he estado sola casi todo el camino y la verdad es que sola también se está bien si aprendes a estarlo. Hace años que hago lo que me da la gana y no estoy atada a casi nada.

- Para esta obra, ¿realmente aprendió a bailar en seis clases?

- Algo ya sabía pero es distinto bailar a tu aire que aprender una coreografía. Estuvimos ensayando y recibiendo clases durante dos meses.

- La imagino en “¡Mira quién baila!”.

- Siempre que puedo, lo veo. Me encanta bailar pero no iría al programa. Hay que tener mucha energía y yo la tengo pero no la dedicaría a ser concursante. Tengo mucho sentido del ridículo.

- En relación con la televisión, fue una pena que no funcionara la serie de televisión “Fuera de lugar”, donde actuaba con su hija Natalia Dicenta.

- Cuando juegas a ese juego ya sabes como es. Lo que no entiendo y, además, me da rabia que ahora en las cadenas haya series que nazcan muertas porque no les dan tiempo para cuajar. Me parece una estupidez. Sé que son las reglas del juego pero no las comprendo. Yo creo que hay muchas series que nacen muertas, no sé de que enfermedad.

- ¿Y qué opina de tener a Ángeles González-Sinde como ministra?

- No sé lo que puede realizar ni lo que va a hacer. No es lo mismo ser ministra que dirigir. Es una mujer que ha tenido un recorrido bastante amplio en la profesión y que tiene la ambición de ser ministra. A mí, si me lo ofreciesen, no lo aceptaría porque no tengo vocación. Si aceptas un cargo así es porque piensas que puedes hacer algo por la gente de tu profesión. A mí, me parece que descalificar a la gente de golpe como se ha hecho con ella es muy fuerte.

- Quizás a usted no le gustaría ser ministra porque no le gustaría recibir presiones...

- Yo soy bastante libre y autónoma pero la cuestión es que no tengo vocación. Entiendo que haya gente con vocación. Esta mujer, González-Sinde, se quedará ahí un tiempo y hará lo que pueda.