La dignificación de las víctimas del régimen franquista llega a Galicia. Al menos cinco de los miles de represaliados del territorio gallego recibirán en los próximos meses una sepultura adecuada. Sus restos óseos aparecieron en dos fosas comunes situadas en la parroquia de San Xián, en el municipio pontevedrés de O Rosal. Aunque todavía queda mucho trabajo de investigación por delante para identificar los cuerpos, los responsables de la exhumación tienen sospechas fundadas de que los esqueletos corresponden a vecinos de municipios próximos, tres de Gondomar y otros dos de Nigrán. Al comenzar la excavación, preveían encontrarse a tres personas, dos de ellas documentadas, pero hallaron dos más, cuyo origen habrá que determinar.

Joaquín de la Iglesia Portela, un concejal nigranense de profesión carpintero, Abilio Araújo Barbosa y Manuel Prudencio del Rosario, dos jornaleros portugueses instalados en Gondomar, son los nombres que los investigadores manejan en relación al hallazgo. Otro de los cuerpos podría pertenecer a un joven panadero llamado Manuel, de Gondomar, según las pesquisas, y del quinto todavía se desconoce su identidad. Lo que sí tienen claro los promotores de la iniciativa es que los “ajusticiados” por los falangistas fueron asesinados junto a la carretera que une Baiona con A Guarda por el litoral. Allí los detectaron vecinos de San Xián y los trasladaron a su camposanto para darles sepultura.

Las de esta parroquia de O Rosal son las primeras fosas comunes abiertas en virtud del convenio de colaboración de la Consellería de Cultura y del Instituto de Medicina Legal de Santiago, con los que colabora el Instituto de Estudos Miñoranos (IEM). El intenso trabajo en registros civiles, archivos históricos y conversaciones con familiares por parte de los integrantes de este último colectivo cultural ha propiciado la localización de estas fosas con resultados prometedores. La excavación corre a cargo de un equipo de arqueólogos integrado por Roberto Rodríguez, Eduardo Méndez y Arantxa Getino, además de los miembros del IEM Xilberte Manso, Carlos Méixome, Xosé Lois Vilar y Xosé María Bouzó.

Tras localizar los cinco cuerpos, todos ellos participarán hoy en su levantamiento asesorados por el doctor Fernando Serrulla, forense del Instituto de Medicina Legal de Santiago. Este profesional se encargará de identificar los restos, tarea para la que contará con la colaboración de los familiares de los hombres que han permanecido 72 años sepultados sin ataúd ni honras familiares. Los resultados de las pruebas podrían estar listos en unos meses, según creen los responsables del proyecto.

Por el momento, las labores se han centrado en la excavación, iniciada el pasado sábado tras un largo proceso burocrático ante las administraciones y el Obispado de Tui-Vigo para lograr los permisos.

A poco más de un metro de la superficie, los arqueólogos encontraron los primeros huesos en las fosas, ubicadas a ambos lados de la capilla de San Xián. El atrio del templo acoge un antiguo cementerio de la parroquia, abandonado en 1971, por lo que los profesionales se encontraron en su tarea con un ataúd de un vecino antes de lograr su objetivo.

Primeros resultados

La mañana del lunes salía a la luz la primera calavera con un agujero de bala en pleno cráneo. La retirada de tierra se hizo entonces más ágil. Los resultados estaban asegurados. El primero en aparecer estaba tendido de lado, frente al siguiente, que también presenta un orificio en la cabeza. Los dos esqueletos parecen abrazados, como si tratasen de consolarse por la tragedia de sus vidas.

Los otros tres tardaron un día más en manifestar su presencia. Lo hicieron la tarde del martes, casi por casualidad. Agotados después de cavar agujeros en distintos puntos del otro lado de la capilla orientados por vecinos del entorno, los investigadores estaban a punto de recoger el instrumental cuando vieron un resquicio de lo que podía ser masa ósea. Continuaron entonces con su labor y enseguida detectaron otros tres cadáveres.

Uno de ellos, boca abajo, conservaba casi a la perfección sus botas, así como restos de los pantalones. El dato contribuye a la confianza de los investigadores en que se trate de Abilio Araújo, puesto que una familiar había insistido a los miembros del IEM en que llevaba un calzado de gran calidad cuando vinieron a buscarlo a su casa. Junto a éste, aparece otro cadáver tendido sobre un costado y el tercero se presenta tumbado cara arriba.

El levantamiento de los cuerpos podría ofrecer más pistas sobre la identidad de Abilio Araújo, ya que permitirá comprobar si la calavera colocada frente al suelo incluye dos piezas de oro en su dentadura, como aseguran sus parientes.

Las demás familias tendrán que esperar los resultados de las pruebas forenses, puesto que no recuerdan detalles de las víctimas dada su corta edad cuando desaparecieron. Los análisis comenzarán en próximos días, en cuanto los restos viajen a Santiago.