Si alguien pensó -y así lo creyeron muchos legionarios y miembros laicos del Regnum Christi- "que muerto el perro se acabó la rabia", se equivocaron, y a pesar de que el fundador fue enterrado ya, en una ceremonia privada, el 2 de febrero de 2008, en su Cotija natal, las actuaciones de la Legión de Cristo y el secretismo que sigue rodeando a la orden religiosa siguen despertando recelos en el Vaticano.

Condenado por Benedicto XVI a hacer penitencia en su ciudad natal de Cotija (Michoacan-México) y retirado del ministerio público de las órdenes sagradas, tras décadas de denuncias directas por ex seminaristas y ex legionarios que fueron abusados por Maciel, el Papa decidió condenar al poderoso y escurridizo religioso a retirarse a hacer penitencia a su ciudad natal, y retirarle de su ministerio público de las órdenes sagradas.

Las víctimas del mesiánico Marcial Maciel -que se hacía llamar por sus seminaristas y alumnos de los centros educativos de la Legión, "mon pére"- y que durante años habían intentado conseguir de Juan Pablo II que tomara cartas en el asunto, valoraron el gesto del papa Ratzinger, pero criticaron que no se abriera un proceso canónico que dejará nítidamente clara y pública la pederastia de Maciel.

El comunicado difundido el 19 de mayo de 2006 por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, recogía que "a partir de 1998, la Congregación para la Doctrina de la Fe recibió acusaciones, que ya en parte se hicieron públicas, contra el padre Marcial Maciel Degollado, fundador de la Congregación de los Legionarios de Cristo, por delitos reservados a la competencia exclusiva del dicasterio".

CONDENADO AL SILENCIO

"En 2002, el padre Maciel publicó una declaración para negar las acusaciones y para expresar su descontento por la ofensa recibida por algunos ex Legionarios de Cristo. En 2005, por motivos de edad avanzada, el padre Maciel abandonó el cargo de Superior General de la Congregación de los Legionarios de Cristo".

"Tras haber sometido los resultados de la investigación a un estudio atento, la Congregación para la Doctrina de la Fe, bajo la guía del nuevo prefecto, el cardenal William Joseph Levada, decidió -teniendo en cuenta tanto la edad avanzada del padre Maciel, como su delicada salud- renunciar a un proceso canónico e invitar al padre a una vida reservada de oración y de penitencia, renunciando a todo ministerio público"

No obstante, y al igual que ha ocurrido ahora, la Santa Sede dejaba nítidamente claro que "independientemente de la persona del fundador, se reconoce con gratitud el benemérito apostolado de los Legionarios de Cristo y de la Asociación 'Regnum Christi'".

¿Por qué entonces Benedicto XVI adopta ahora la decisión de realizar una investigación -visita apostólica, en el argot vaticano- en los centros e instituciones de la Legión de Cristo?.

La condena de Maciel al silencio no fue la única decisión que adoptó el Papa. Junto a la de pederastia y consumo de drogas, principalmente morfina, el gran pecado del fundador de la Legión fue el de la absolución del cómplice, que lleva aparejado en el derecho canónico la excomunión automática (latae sententiae).

Maciel daba la absolución en confesión a los seminaristas de los que había abusado y, a continuación, les hacía ir a misa y les daba él mismo la comunión, "tranquilizando su conciencia" con la aplicación del sacramento de la confesión.

LA IMPUNIDAD DEL CUARTO VOTO

El cuarto voto legionario, un voto secreto que todos los seminaristas eran obligados a hacer antes de ser ordenados sacerdotes, obligaba a estos bajo la pena de excomunión si lo quebrantaban a no poder criticar ni denunciar a los superiores, con lo cual el secretismo y la impunidad quedaban garantizadas en los centros legionarios.

Ese cuarto voto también fue suprimido por la Santa Sede tras la condena impuesta a Maciel, aunque los legionarios en muchos casos han seguido aplicándolo. Junto a esta cuestión, está el asunto de los cómplices de Maciel que, o bien participaron con él en el abuso a menores -de hecho varios responsables de seminarios han sido denunciados por ello- o bien, en el entorno cercano a la dirección del fundador se conocían y se encubrían las prácticas pederastas de Maciel.

Son estas cuestiones precisamente, junto a algunas más de favores a determinados miembros de la curia e irregularidades financieras, lo que deben investigar los visitadores que nombre el Pontífice en los centros de la Legión, tras el nuevo escándalo surgido a finales de año y que trascendió en febrero, sobre que Marcial Maciel había tenido también una amante secreta con la que tuvo una hija.

En realidad, y según fuentes no oficiales de la Legión de Cristo, la supuesta amante no era tal sino una niña de quince años, que acudía a uno de los centros de estudios de la Legión, que fue forzada por Maciel en varias ocasiones y que quedó embarazada de una hija, según han reconocido los propios legionarios en un intento, para algunos, de tapar con ello las denuncias por pederastia.

SALVAR LO QUE PUEDA SALVARSE

Para el vaticanista y biógrafo de Juan Pablo II, George Weigel, la visita apostólica intenta salvar "lo que pueda salvarse" de una orden religiosa extendida por todo el mundo, con más de 800 sacerdotes y 2.500 seminaristas, y con importantes universidades, colegios y fundaciones.

Weigel defiende que "sólo después de que se haya llevado a cabo ese tipo de auditoría moral e institucional y se haya verificado públicamente como auditoría limpia, podrá la Legión de Cristo y la Iglesia entera afrontar las cuestiones sobre el futuro de la legión".

Suponiendo, escribió Weigel, "como podemos y debemos suponer, que ésta sigue siendo la intención de la Santa Sede, ahora debe procederse sin demora a corregir el acelerado proceso de descarrilamiento hacia el precipicio en que la Legión y el Regnum Christi se han convertido en los últimos diez días, al aparecer en la blogosfera informes fidedignos de que el P. Maciel había llevado una vida de escándalos sexuales y financieros, probablemente durante décadas".

"No ha habido ninguna revelación completa de lo que se conoce sobre las corrupciones del Padre Maciel. No ha habido revelación en cuanto a la naturaleza y el alcance de la red de engaño que él debió haber entretejido dentro de la Legión de Cristo, y más allá. Y no ha habido reconocimiento público de lo que sacerdotes legionarios fieles, ortodoxos, moralmente rectos creen que han sido graves corrupciones de la cultura institucional de su comunidad", escribió el vaticanista en febrero.

Esta visita apostólica tiene también una notable importancia para resolver la crisis interna que vive la Legión y el Regnum Christri, en los últimos meses, entre los partidarios de desvelar toda la verdad y los que, con la dirección de la Legión al frente, quieren seguir ocultando los hechos.

Al respecto es significativa la carta hecha pública por el sacerdote Juan Pedro Oriol, hijo de una importante y acaudalada familia española, quien desde México, tras hacerse público el tema de la hija de Maciel, escribió "Unido al Padre Álvaro Corcuera, nuestro director general, y a mis hermanos legionarios, pido perdón por negar las voces que decían lo que jamás podía haber llegado a imaginar, pido perdón por tanto sufrimiento".