El presidente de la Asociación Gallega de Peritos Calígrafos, Luis Ángel Santa Cruz Simón, asegura que la grafología es una ciencia “muy útil” pero a la vez “muy compleja” que requiere una amplia formación y que, por tanto, no puede ser puesta en práctica por “cualquiera”. “Lamentablemente, no todo el mundo es consciente de esto y hay mucho intrusismo profesional”, subraya Santa Cruz Simón, quien recuerda que “un curso de dos o tres semanas no puede sustituir a una formación de varios años”.

“En los últimos tiempos se ha disparado la oferta de cursos sobre grafología, de los cuales muchos apenas duran un par de semanas, a lo sumo un mes, un tiempo que es insuficiente para aprender esta profesión y poder ejercer”, destaca este perito calígrafo, mientras recuerda que, en España, la formación de los profesionales de su especialidad no es todo lo buena que cabría esperar. “No existe una diplomatura universitaria y los que ejercemos como tal nos hemos formado gracias a diferentes cursos impartidos por las universidades”, señala.

Santa Cruz Simón recuerda que si mejorase la formación de los peritos calígrafos, “mejoraría la resolución de algunos procesos judiciales”. “Para enfrentarse a un tribunal hay que tener una formación sólida y, sobre todo, muchas tablas para defender un trabajo. Los que no están suficientemente preparados, cuando van una vez y hacen el ridículo, ya no vuelven”, reconoce.

Para desenmascarar a un falsificador, los conocimientos de los peritos son fundamentales. Y eso que, según admite Santa Cruz Simón, la pericia de este tipo de delincuentes, en Galicia, no es muy alta. “La gente no se corta un pelo haciendo falsificaciones”, subraya.

En el gabinete caligráfico que dirige San Cruz Simón no sólo se analiza la letra, sino que también se indaga en el rostro de las personas. Además, el presidente de la Asociación Gallega de Peritos Calígrafos realiza pruebas de selección de personal para empresas basadas en los rasgos de la cara de los aspirantes.

Para ello, divide la cabeza en tres partes: la superior es la zona que “piensa”; la del medio revela cómo actúan los individuos en sociedad; y la de abajo -el mentón- descubre si la persona es, o no, decidida. “La cara cambia a lo largo de los años en función de las circunstancias de la vida y del carácter de las personas”, advierte Santa Cruz, quien especifica que si alguien es emotivo suele tener los pómulos marcados, mientras que los que se fijan más en las cosas tienen los ojos más destacados.