¿Sabía usted que una firma, situada en el margen izquierdo de un folio, denota conformismo, que las rúbricas en zig-zag son sinónimo de mal genio o que las mayúsculas ligadas a otras letras sugieren que quien redacta el texto es una persona generosa? La escritura es el espejo del alma, o al menos esto es lo que promulga la grafología, la disciplina que se ocupa de interpretar las letras, los símbolos, los números, los dibujos y hasta los garabatos trazados a mano sobre papel o cualquier otra superficie.

“A través de su análisis, la escritura revela la personalidad del autor, el carácter, las emociones y otros factores diversos de distinta relevancia. Es un espejo completo del consciente y del inconsciente, de las ambiciones y los potenciales personales y de todas aquellas cualidades y características propias que hacen a cada ser humano único”, destaca el presidente de la Asociación Gallega de Peritos Calígrafos, Luis Ángel Santa Cruz Simón, quien además explica que el grafoanálisis se basa “en el estudio de los trazos plasmados en la hoja gracias a las órdenes cerebrales, que son vehiculizadas a través del brazo y de la mano”. “La escritura de una persona es semejante a su propia huella dactilar, con la ventaja de ser mucho más completa en su contenido de información y, al igual que ésta, no hay dos exactamente iguales”, subraya este grafólogo coruñés.

Trabajo de siglos

Grandes filósofos de la antigüedad como Aristóteles o Dionisio de Halicarnoso ya se interesaron por el estudio de la escritura. Sin embargo, las primeras referencias sobre el origen de la grafología moderna se sitúan alrededor de 1622 en Bolonia, donde Camilo Baldo redactó el tratado Medio de conocer las costumbres y cualidades de un escritor por sus misivas, a partir del análisis de cientos de cartas íntimas recopiladas a lo largo de toda su vida. Algunas investigaciones más recientes mencionan también al español Juan Huarte de San Juan (1529-1588) como uno de los precursores relevantes en el estudio de la personalidad a través de la escritura. Finalmente, en 1871, el francés Jean Hippolyte Michón publicó su Systhema de Graphologie, estableciendo las bases de la grafología como ciencia, de ahí que su nombre haya pasado a la historia como el del padre de la grafología.

Desde entonces, la grafología ha ido ganando terreno, y aunque en Galicia no ha alcanzado las cotas de reconocimiento de las que que sí goza en otras partes de España -los expertos reconocen que todavía es bastante común oír comentarios del tipo “yo en eso no creo”- lo cierto es que cada vez se aplica en más ámbitos profesionales y, sobre todo, sociales.

Psicología infantil. El estudio grafológico es una herramienta especialmente útil para padres y profesores que quieran profundizar en el conocimiento de niños y adolescentes, a partir de los 6 años. Incluye información sobre el nivel de maduración de los pequeños, capacidades particulares, trastornos de aprendizaje, estabilidad emocional, etc.

Medicina. La grafopatología es una disciplina emergente que permite estudiar las enfermedades a través de la escritura. Los especialistas en el análisis de las letras sostienen que determinadas dolencias respiratorias, circulatorias, glandulares, neumológicas, etc..., producen alteraciones en el grafismo.

Psiquiatría. Igualmente, la grafopatología contribuye al diagnóstico de los más variados trastornos psicológicos y psiquiátricos, como fobias, neurosis, depresiones, esquizofrenia, etc. En este ámbito, destaca también el desarrollo de una novedosa técnica, la grafoterapia, consistente en la progresiva modificación de la escritura, mediante leyes grafológicas, con fines terapéuticos. “Hay que tener en cuenta que en realidad no escribimos con la mano, sino con nuestro cerebro, por lo que la grafoterapia puede producir profundas modificaciones”, defienden los expertos.

Orientación profesional. La grafología también se emplea para evaluar y orientar vocaciones, profesiones y carreras. El análisis de la escritura puede ayudar al profesorado -tutores, coordinadores, etc- a conocer mejor las aptitudes y potencialidades de sus alumnos.

Recursos humano. Uno de los campos en los que la grafología goza de mayor credibilidad es en el de los recursos humanos. Numerosas compañías multinacionales, como Coca Cola, utilizan desde hace años la ayuda de grafólogos para seleccionar a sus empleados y también para apoyar sus procesos de reorganización interna.

Justicia. Otro de los ámbitos en los que la grafología es más útil y demandada. Los peritos calígrafos trabajan en el área de la justicia analizando posibles falsificaciones de firmas, números, letras, etc..., y tratando de identificar a los autores de anónimos o amenazas.

Historia. La grafología sirve, también, para perfilar rasgos del carácter de personajes históricos que hasta ahora sólo eran conocidos por sus actuaciones o a través de sus obras.