Este estudio sobre los factores implicados en el seguimiento de dietas en menores de 8 a 12 años, elaborado por un equipo de investigadoras de la Universidad de Barcelona (UB) encabezado por la doctorando en psicología clínica Nuria Benedito y supervisado por la doctora Carmina Saldaña indica que el 61% de las niñas y el 31% de los niños encuestados respondieron que "siempre" tenían este temor.

La investigación se llevó a cabo sobre 180 niños de 2 colegios de Barcelona y La Roca del Vallés (Barcelona), a quienes -tras recibir el correspondiente consentimiento de los padres- se les preguntó para conocer si sabían lo que era una dieta y si la habían hecho alguna vez, a la vez que se les tomó las medidas antropométricas.

Un 4,02% de todos ellos eran obesos y un 13,22% mostraban sobrepeso; un 62,64% se encontraban en su peso normal, mientras que un 11,49% tenían infrapeso y un 8,62% infrapeso severo.

El 88% de ellos afirmaron saber qué era una dieta (el 97% en el caso de obesos y con sobrepeso) y un 16% afirmó estar en esos momentos a régimen impulsados por sus madres (8%), ellos mismos (4,5%) o el médico (3,5%).

Un elemento remarcable es que entre los niños que decían hacer dieta, cerca del 46% no eran obesos ni sufrían sobrepeso, dato que se puede asociar a que un 35% de los entrevistados (un 40% de las niñas y un 30% de los niños) elegían como ideal en una tabla de siluetas de peso una que estaba por debajo de la media.

Benedito ha explicado a Efe que existe diferencia entre los escolares de 8 a 12 años (de tercero a sexto de Primaria), ya que según van creciendo aumenta en un 17% el número de quienes quieren estar más delgados, lo que refleja el temor a la obesidad o el sobrepeso entre los niños de esta franja de edad.

La baja autoestima, las burlas por su aspecto físico y por ello a ser rechazados por los demás o a ser víctima de acoso, el tristemente famoso 'bullyng', es lo que más temor produce a estos niños, muy por encima de los problemas de salud asociados al sobrepeso u obesidad, que conocen por la información nutricional que reciben tanto en la escuela como de los pediatras.

Este miedo se refleja en que algunas de las niñas que participaron en el estudio no querían que sus compañeras se enteraran de lo que pesaban.

Benedito explica que se da la paradoja de que aunque aumenta la preocupación entre los menores a estar gordo, se incrementan a su vez los niveles de sobrepeso y obesidad, achacables a la falta de actividad física: más de dos horas al día viendo la tele, jugando a videojuegos o delante del ordenador, y con una gran presencia de pizzas y precocinados en la dieta, según refleja el estudio.

"Tienen información, pero como ocurre con los adultos, una cosa es lo que sabemos que tenemos que comer y otra lo que comemos", señala Benedito, para quien es esencial la supervisión de los padres y las costumbres domésticas: familias que se alimentan con muchas grasas y donde no se fomenta el ejercicio físico.

Cuando el niño va al pediatra o en las revisiones médicas del colegio se informa a los padres de que el menor puede estar en un peso superior al recomendado, y que debería hacer una dieta más equilibrada o hacer ejercicio.

La doctora Carmina Saldaña, que ha dirigido la investigación, ha explicado que a la hora de realizar estos estudios se encuentran con los problemas de que muchos padres que tienen hijos con un fuerte sobrepeso u obesos no dan su consentimiento para su realización, quizás por sentirse responsables.

Saldaña señala además que las investigaciones sobre dietas elaboradas hasta ahora se han centrado sobre todo en adolescentes, y no tanto en niños, cuando se ha demostrado que ya en edades más tempranas existen fenómenos de este tipo.

Varios estudios epidemiológicos recientes elaborados sobre poblaciones más extensas, como el Youth Risk (YRBSS) realizado en 2007 en EEUU sobre 14.103 jóvenes de entre 14 y 18 años, indican que el 45,2% de ellos afirmaba estar intentando adelgazar (60,3% de las chicas y el 30,4% de ellos) y en mucho casos con "estrategias" perjudiciales: períodos de ayuno (11,8%), píldoras (5,9%) o vómitos (4,3%).