"Ardores de agosto" (Salamandra), editada hace tres años en Italia, representa "un punto crucial en la existencia de Montalbano", según explicó Andrea Camilleri (Porto Empedocle, 1925) en una entrevista telefónica con Efe desde su casa de Roma.

Y es que en la novela, que se desarrolla durante un tórrido mes de agosto siciliano, la "rígida conducta" del comisario de Vigàta se tambaleará ante un cúmulo de circunstancias personales al que se suma la inquietante aparición de una atractiva veinteañera.

Salvo Montalbano tendrá que afrontar los conflictos de su vida privada en medio de una complicada investigación surgida tras el hallazgo de un cadáver dentro de un baúl.

La trama da pie a Camilleri a abordar asuntos como la inmigración, la justicia, la construcción ilegal, el turismo sexual y las turbias relaciones entre el mundo de los negocios, la política y la mafia.

Son temas que provocan amargas reflexiones en Montalbano, quien llega a preguntarse por qué en Italia siempre acaba todo enredándose en "parentescos peligrosos, relaciones entre mafia y política, entre mafia y empresariado, entre política y bancos de blanqueo y usura".

Y afirmaciones tajantes, que sitúan a Italia como "sierva, como mínimo de dos amos, Estados Unidos y la Iglesia" y que denuncian la situación de un país en el que "la aprobación de leyes cada vez más permisivas en favor del culpable" ha eliminado "la firme voluntad de enviar a la cárcel al autor de un delito".

Todo ello hace de "Ardores de agosto" una de las novelas más combativas -según su autor- de la serie que Camilleri inició en 1994 con "La forma de agua", cuando ya contaba 68 años.

En los quince años transcurridos desde entonces, las obras de Camilleri, que alterna las novelas de Montalbano con otras de tipo histórico y ensayos, han alcanzado la cifra astronómica de 21 millones de libros vendidos sólo en Italia, según ratificó a Efe el propio autor.

Para explicar la fidelidad de sus lectores -que se prodigan en otros países como Francia, Alemania y España-, Camilleri recurre a una de sus jugosas anécdotas: "Una vez, en Florencia, un médico me dijo: 'Mire, usted no es un escritor, es un virus. Quien le lee queda infectado'".

Andrea Camilleri huye de los balances -"no he hecho jamás un balance de mi vida, imagínese si voy a hacer ahora un balance sobre el comisario"-, pero añade: "Qué quiere que le diga, han sido quince años muy positivos".

Tampoco elude la embarazosa pregunta sobre cuál es su novela favorita de todas las protagonizadas por Montalbano. Cita tres títulos: "El perro de terracota", que fue la segunda de la serie y que su autor sigue considerando como la "más lograda"; "Un giro decisivo", de 2003; y "Ardores de agosto", que hace la número diez del comisario.

Camilleri ha ido envejeciendo a su personaje en los últimos títulos, pero ya anuncia que el comisario no se jubilará nunca.

Eso sí, Montalbano tiene escrita su última novela desde hace cuatro años, que se publicará en el momento oportuno, según ha señalado su autor en varias ocasiones.

Es la novela que los "infectados" por el "virus Montalbano" no querrían ver publicada nunca.