-Un gran honor, algo indescriptible. Es el mayor honor a que puede aspirar un filólogo. Y sorpresa. Suele ser algo que se produce al final de una trayectoria profesional así que nunca pensé que con mi edad me fueran a proponer. Siento mucha emoción por ser la primera filóloga en ser elegida académica. Y me emocionó mucho recibir mensajes de filólogas, algunas muy mayores, que ven en mi elección un reconocimiento a su trabajo. De alguna manera han dejado de ser invisibles.

-Filóloga o lingüista.

-Las dos cosas, me considero las dos cosas.

-¿Cuál es la distinción?

-Bueno, no voy a dar ahora una clase pero en origen la filología es el estudio de la lengua y de la literatura pero con los años, la filología tiene una acepción más estrecha, se refiere al historiador de los textos antiguos. Trata de comprenderlos, interpretarlos y editarlos. Filólogo es alguien que trabaja con textos que suelen ser antiguos y que quiere recuperar. El lingüista trabaja con otras cosas no solo textos, pueden ser enunciaciones modernas.

-Por poner un ejemplo ¿Alarcos era más lingüista que filólogo?

-Las dos cosas. Don Emilio Alarcos hizo crítica como su estudio sobre el «Libro de Aleixandre». Era quizá más lingüista pero dominaba la filología.

-¿Quiénes son sus maestros?

-Especialmente Diego Catalán, nieto de Ramón Menéndez Pidal. Falleció en abril del año pasado con 79 años. Es el filólogo que más admiro y me formó en la filología, en el conocimiento de los códices medievales, en la dialectología, en rudimentos de paleografía y en historia de la lengua. También tuve otros maestros en historia de la Literatura, como Domingo Indurain.

-En la Universidad...

-Soy catedrática de Lengua Española en el departamento de Filología Española de la Universidad Autónoma de Madrid, donde estudié y donde hice toda mi carrera.

-Una buena Universidad.

-Sería poco correcto ensalzar la Universidad propia. En cualquier caso es, hoy, de las mejores de España. En las listas internacionales de clasificación, sale la primera o la segunda de España. Es una señal de excelenica.

-Sale más o menos empatada con la de Barcelona.

-Sí, las dos están ahí.

-Y en Barcelona están quizá los mejores departamentos de filología española.

-En la Central y en la Autónoma.

-Rico, Blecua...

-Sí, en la Autónoma, Rico y los Blecua.

-¿Castellano o español?

-Los hablantes de cada zona deben decidir qué utilizar. Los dos términos valen. Como historiadora de la lengua prefiero español. Y es que el español no es solo el castellano, recogió aportaciones de otras zonas peninsulares y su constitución no se determina solo por el origen castellano. Decir español enfatiza más el resultado y decir castellano, el origen. Para cualquiera es evidente que no todo está determinado solo por los orígenes. Desde el punto de vista de la historia de la lengua es más correcto español. Pero hay que ser tolerante y cada hablante puede considerar lo que crea oportuno.

-La Academia limpia, fija y da esplendor ¿qué debe limpiar, fijar y bruñir a estas alturas?

-La Academia no puede sino hacer recomendaciones de carácter muy general que avalen usos generalizados. No se trata de censurar o corregir. Me pone en un problema porque no soy purista. De ese lema histórico queda que la Academia es un notario de la lengua y registra el uso más acreditado colectivamente.

-¿Están bien escritos los periódicos? ¿qué opina del lenguaje de los medios?

-En general, el lenguaje de los medios tiene una gran repercusión social. Se presenta por eso como modelo lingüístico a los hablantes. Y tiende a querer que todo el mundo lo entienda. De ahí que tenga poca riqueza léxica, pocos matices y sea cercano a la oralidad. Se tiende a escribir como se habla. El modelo de lengua escrita se fijaba antes con criterios literarios y ahora más bien periodísticos. Los medios deben ser comprendidos por todos y eso marca. Si usasen un lenguaje muy estilizado resultaría pedante para mucha gente. El deseo de comunicación supone empobrecimiento. Y encima se presenta como modelo.

-Para un periodista decirle que escribe como habla puede ser un piropo.

-En Europa la lengua escrita suele estar más elaborada que en América. El inglés académico se escribe como se habla, con frases cortas y sencillas. En Europa la lengua escrita suele ser más compleja, frases más largas y se evitan las repeticiones de los términos léxicos. Es una diferencia que viene ya de los sistemas educativos. Quizá en el uso propio de los medios se favorece la lengua sencilla, próxima a la oralidad, poco compleja, con frases cortas y todo más propio del mundo americano. Es una hipótesis solamente.

-¿Se enseña el idioma en la escuela, en la familia o en la sociedad en general?

-Hay que distinguir entre lengua y lengua estandar. La lengua se aprende de forma natural. Todo el mundo sabe su lengua. La estandar, que es la que se escribe, necesita muchos años de aprendizaje hasta la Universidad incluso. Se aprende en el sistema educativo. Es elaborada. Compleja. Necesita aprendizaje y se utiliza al hablar publicamente donde se busca la propiedad y la correción. La lengua no necesita aprendizaje, la lengua estandar, mucho.

-El informe Pisa deja muy mal a España, muchos estudiantes ni entienden lo que leen ¿qué falla?

-Puede fallar el sistema educativo pero también la familia si en casa los miembros de la misma no leen. La vida actual favorece la cultura de la imagen que no requiere de lectura. Los chicos leen en Internet y escriben también pero quizá no los tipos de textos que en el colegio se aprecian. Achacar todas las culpas al sistema educativo no es justo. Es una cuestión multicausal: la familia, los medios, la televisión...

-¿Cómo ve el proceso de Bolonia?

-Quiero ver lo positivo.

-O sea.

-Cualquier carrera estará homologada y a efectos de trabajo también. Es una ventaja. Puedes ir a Francia y te llevas todo. Me parece magnífico, es un objetivo bueno. También cambia el sistema de enseñanza, va a exigir más trabajo a los profesores. No se evaluará solo por el examen final. El alumno deberá hacer trabajos. Prevé una evaluación continua. Eso quitará tiempo a los profesores para investigar. El alumno que no vaya a clase no aprobará.

-¿Por qué entonces hay ya encierros en su Universidad contra Bolonia?

-En la mía, no.

-Pués en la de al lado, en la Complutense.

-Es que Bolonia piensa en los grados con inserción laboral. Acerca la Universidad a la sociedad. Busca que los grados tengan justificación laboral. Pero no solo en las empresas privadas. Muchos universitarios trabajan como funcionarios.

-¿Qué va a hacer en la Academia?

-Desde luego aprender de mis colegas. Y aportar lo que pueda y sepa en mis campos de conocimiento, la historia de la lengua, la dialectología y la edición de textos antiguos.

-¿Latín para la UE?

-Se empieza siendo nostálgico y no se dónde se puede acabar.

-Otra Fernández Ordóñez.

-Soy hija de José Antonio Fernández Ordóñez, que falleció hace nueve años. Era ingeniero de Caminos, presidió el colegio, fue catedrático en la Escuela de Madrid y presidió el patronato del Prado con el PSOE y con el PP. Y soy sobrina de Paco, que fue varias veces ministro, y de Miguel Ángel, actual Gobernador del Banco de España. Mi Bisabuelo, Fernández Conde de las montañas de León.