Áun no ha podido cumplir el sueño que tenía de niño, "ser un hombre que lo supiera todo", pero va por el buen camino. El Nobel de Física de 1999 Gerardus ´t Hooft habló ayer, en el programa ConCiencia de la Universidade de Santiago, del futuro de la ciencia. Este físico, "el más brillante de los últimos 40 años", desea ver a la humanidad colonizando el Sistema Solar.

-Ve en la naturaleza un "rompecabezas embrollado" y cree que su tarea la de "intentar colocar las piezas". ¿Puede lograrse?

-Tengo una fe enorme en el ingenio humano, en su capacidad para colocar más y más piezas juntas. Se especula mucho sobre si podremos colocar algún día la pieza final. Creo que si existe una teoría unificada de las fuerzas naturales que pueda explicar cómo funciona el universo podemos hallarla, aunque que tardemos. Si no, tendremos cada vez aproximaciones, cada vez mejores, a cómo funciona la realidad, la idea de los filósofos.

-¿Sería el fin de la ciencia?

-Aunque existiese una única ecuación en el universo que sirviese para explicarlo todo, no significaría el fin de la ciencia. Porque si la ciencia descubre esa ecuación, podríamos entrar en una segunda fase: cómo esa ecuación conduce a los fenómenos tal y como los experimentamos en nuestras vidas.

-Pero las máquinas para estudiar las partículas tienen un límite, como comentó en el Nobel.

-De hecho nos preocupa bastante hasta dónde pueden llegar los aceleradores. No podremos usarlos mucho tiempo por sus limitaciones técnicas. Hay otros métodos y debemos tenerlos en cuenta. Por ejemplo, podemos mirar con telescopios gigantes el espacio exterior y descubrir radiaciones que ayuden a explicar cómo comenzó el universo.

-Decía que una "máquina mundial" requeriría un esfuerzo común de muchos países.

-Desgraciadamente, los medios de los que disponemos dependen del dinero. A más dinero, acelerados más largos. En la práctica, el LHC del CERN, aunque está en Europa, es ya una "máquina mundial".

-¿No cree que importaría menos el cambio climático si hubiese planetas de recambio?

-Precisamente ir a Marte, con un clima muy diferente al de la Tierra, puede ayudarnos a poner las cosas en perspectiva. Tal vez veamos que podemos intentar manejar el problema del clima de un modo científico. Creo que en el futuro seremos más poderosos en cuanto a nuestras posibilidades de incidir sobre él. Me gusta imaginar que, al igual que regulamos el aire acondicionado en casa y ponemos la temperatura que nos apetece, podremos regular el clima de todo el planeta. No ocurrirá pronto, pero deberíamos poder controlarlo.

-Habló de las relaciones entre ciencia ficción y ciencia. En imaginación los escritores le ganan a los científicos, ¿no?

-Distingo entre los avances que hará posibles la ciencia y los que no. Por ejemplo, no es posible viajar de estrella a estrella. No ocurrirá nunca. Sí podremos viajar de planeta en planeta de nuestro Sistema Solar. Eso llevará tiempo, pero es posible. De estrella a estrella es simplemente demasiado lejos. Sí puede ser que ese viaje lo realicen robots, porque llevaría miles y miles de años. Desgraciadamente, no somos demasiado rápidos.

-¿Robots como los que imaginó Asimov, casi humanos?

-No, del estilo de los que usamos hoy para explorar Marte.

-¿Ese tipo de robots, el humanizado, entra dentro de sus cálculos de probabilidades?

-La inteligencia artificial tiene muchas posibilidades de desarrollo. Me imagino computadoras tan inteligentes como puede serlo el ser humano. Es técnicamente posible. No sé si lo veremos, pero ocurrirá.

-¿No teme que se rebelen?

-Dependerá más de los humanos que las manejen que de las propias computadoras. En todo caso, seríamos capaces de controlar la situación si se diese.