El deseo expresado en su lecho de muerte por un pianista polaco de que su cráneo se utilizase un día en la escena más famosa de "Hamlet" se ha visto por fin convertido en realidad en un escenario británico.

André Tchaikowsky, un judío polaco que escapó del Holocausto y murió de cáncer en Gran Bretaña en 1982 a la edad de 46 años, donó con ese fin su cráneo a la Royal Shakespeare Company, que lo conservó en un estuche entre otros atrezos.

El cráneo del músico lo utilizó finalmente veintiséis años después de su muerte el joven actor británico David Tennant en una reciente producción de Hamlet en Stratford-upon-Avon, la ciudad natal de Shakespeare, según informa hoy el diario "The Times".

Tchaikowsky, cuyo nombre real era el de Robert Andrzej Krauthammer, fue sacado de Polonia por su abuela a la edad de 7 años con ayuda de documentos de identidad falsos.

Sus padres perecieron con otros miles de judíos en el gueto de Varsovia. En su testamento, el músico, que no se casó nunca, donó sus órganos a la ciencia con excepción del cráneo, que decidió regalar a la Royal Shakesepare Company "para su uso en representaciones teatrales".

Davbid Howells, responsable del archivo de la Royal Shakespeare Company, confirmó al periódico que era la primera vez que se utilizaba el cráneo en una función de Hamlet, aunque se decidió no comunicar ese hecho a la audiencia hasta acabadas las representaciones.

En 1989, otro actor lo utilizó en los ensayos, pero finalmente desistió de sacarlo a escena, pues no podía dejar de pensar que el cráneo que tenía entre sus manos no era el del "pobre Yorick, tan donoso, tan alegre...." de la ficción shakespeariana, sino otro bien real del fallecido músico polaco.

Para poder emplearlo finalmente en la famosa escena del cementerio con Horacio, la compañía shakespeariana tuvo que obtener un permiso de la agencia responsable de los tejidos humanos (la Human Tissue Authority) al tener el cráneo menos de cien años de antigüedad.