J. Morán  Gijón

A finales de mes se reunirá la plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), y en dicha asamblea se elegirá nuevo secretario general y portavoz, con la posibilidad de que sea reelegido el mitrado asturiano Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid.

Respecto a Toledo, Andrea Tornelli, vaticanista del diario "II Giornale" ha dado por hecho que a finales de este mes se espera en el Vaticano al cardenal Antonio Cañizares Llovera, arzobispo primado de Toledo, para ser nombrado prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, en sustitución del cardenal nigeriano Francis Arinze, nacido en 1932, y que ha alcanzado la edad de jubilación. La sustitución podría verificarse de modo inminente o en el corto plazo. El propio Cañizares no lo niega en sus círculos más íntimos.

Por tanto, la concatenación de sucesos podría ser la siguiente: Arinze fue ordenado el 23 de noviembre de 1958, con lo que el próximo domingo celebrará el 50 aniversario de su sacerdocio, y lo hará en el seno de la congregación en la que ha servido durante los últimos años. Después el Papa Benedicto XVI podría aceptar la renuncia y jubilación de Arinze y designar automáticamente a su sustituto.

La partida de Cañizares a Roma causaría la vacante de la sede toledana, que no permanecería un tiempo sin nombramiento, sino que probablemente sería cubierta con prontitud o inmediatamente.

Es en este punto donde se consideran como posibles sucesores de Cañizares a Carlos Osoro Sierra, cántabro de 63 años, y arzobispo residencial de Oviedo desde el 23 de febrero de 2002; o a Ricardo Blázquez, abulense de 66 años, obispo de Bilbao desde 1995 y ex presidente de la CEE (2005-2008).

Se da también la circunstancia de que ambos prelados figuran en las estimaciones para ocupar la sede de Valencia, cuyo titular, el arzobispo Agustín García-Gasco, de 77 años, podría ser sustituido en corto o medio plazo. Al lado de Osoro o Blázquez como candidatos para la diócesis del Turia, también figura la posibilidad de que sea designado un obispo de origen valenciano. En cualquier caso, se considera que el nombramiento para Valencia es más delicado que el de Toledo. Por su lado, el de Carlos Osoro fue el primer nombre que sonó para ambas diócesis, pero el de Blázquez entró en escena meses atrás. A su favor figura un hecho reciente: una intervención suya en el sínodo de obispos sobre la biblia obtuvo general reconocimiento y el aprecio específico del Papa Benedicto XVI, lo cual confirmaba que la de Blázquez es una de las mejores cabezas teológicas de España. La sede primada de Toledo requeriría una cabeza de ese tipo, comentan algunos observadores eclesiales.

Sin embargo, que Blázquez salga de Bilbao no es tarea sencilla, tanto por las dificultades inherentes a la Iglesia del País Vasco, en la que el abulense encajó satisfactoriamente -incluido su aprendizaje del eusquera-, como por el hecho de que a la diócesis bilbaína se ha incorporado recientemente un obispo auxiliar, Mario Iceta Gavicagogeascoa, en abril.

En cuanto a la asamblea plenaria de la CEE, ésta se celebrará entre los días 24 y 28. El jueves 27 se producirá una votación de sondeo sobre los nombres que la ejecutiva propone para el cargo de secretario general. Y al día siguiente se celebra la elección definitiva, con el obispo Martínez Camino como favorito.

Coadjutoría

Juan José Asenjo Pelegrina, hasta ahora obispo de Córdoba y pastor valioso, acaba de ser nombrado obispo coadjutor -con derecho a sucesión- de Sevilla, donde el cardenal Amigo se jubilará dentro de unos meses. El caso ha sido la bomba, pues el nombramiento de un coadjutor posee connotaciones abruptas. Por ejemplo, se nombra cuando el obispo residencial disgusta a la Santa Sede. Sucedió en la misma Sevilla con el cardenal Segura, hombre singularísimo, que también fastidiaba a Franco. En el caso de Amigo se han desatado los comentarios. ¿Preocupaba en Roma el estado de su diócesis y por ello le nombran un pastor guardián? Parece ser que la explicación más sencilla es en este caso la adecuada: Amigo solicitó un obispo auxiliar a la Santa Sede, pero le respondieron que no podía darse ese nombramiento cuando a él le faltan unos pocos meses de pastoreo. Entonces acordaron designar un coadjutor que cuenta con todo el beneplácito del Cardenal y que se preparará para sucederle.