Estrenada en el pasado Festival de Almagro, y tras una veintena de funciones en diversas ciudades, esta producción del Centro de Nuevos Creadores estará del 4 de diciembre al 4 de enero en el Teatro María Guerrero, sede del Centro Dramático Nacional (CDN).

"Esta obra es una obsesión desde que tenía 15 años y volveré a ella dentro de cinco, diez o quince años, porque es inabarcable; el hecho de haberla dirigido y actuado es, sin lugar a dudas, el reto más complejo y más difícil al que me he enfrentado", declara Juan Diego Botto en una entrevista con Efe.

Tanto es así que después de esta "experiencia, enormemente placentera, pero extenuante", no tiene ningún proyecto a la vista para dirigir teatro o cine. De hecho, cuando finalice la gira en febrero, rodará en Buenos Aires su tercera película a las órdenes de Adolfo Aristarain, "La muerte lenta de Luciana B".

"Colgar el traje y la calavera e irme a Buenos Aires me parece el mejor de los planes. u00A1Y más ponerte a las órdenes de alguien que sabes que te va a dirigir!", comenta entre bromas.

Para su "Hamlet", contó con la colaboración de su primo Alenjandro, también actor. "Estuvo en todo el periodo de ensayos.

Eso me permitió ver el espectáculo desde fuera, con perspectiva, para poder dirigirlo. Una vez que estaba el montaje hecho, entré yo.

Digamos que casi le hice la sustitución y en muchas plazas nos hemos alternado", explica.

"Además, tengo la fortuna de tener a mi madre, que siempre que tengo dudas la digo: no sé que carajo estoy haciendo. Para mí, es fundamental. Sin su ayuda no hubiera sido capaz", confiesa sobre Cristina Rota, directora del Centro de Nuevos Creadores y de una de las escuelas más prestigiosas de interpretación, que fundó a su llegada a España, exiliada de la dictadura Argentina.

Juan Diego Botto tiene impregnado de su madre una forma de entender el teatro: trabajo en cooperativa.

"Recuerdo hacer giras en plazas de pueblos poniendo primero las luces y luego vestirnos para actuar. Todos hacíamos de todo; todos ayudábamos en todo. De ahí vengo yo. Esa es mi formación", advierte.

Su "Hamlet" ha sido muy bien acogido y calificado de "contemporáneo", quizá, según el propio actor, por sus 33 años -casi la misma edad del personaje de Shakespeare- y por "la rabia" que ha impreso en el protagonista ante el asesinato de su padre.

Pero para Juan Diego Botto, todo en el texto es actual: "las reflexiones sobre el poder, la corrupción, la justicia postergada, esa necesidad de hacer justicia con tus muertos y de que esa justicia no termina de llegar... además del monólogo existencial ya conocido; todo eso hace que la función sea muy actual".

Desde luego, él siempre ha estado atento a la actualidad y está considerado como un "actor comprometido". Sobre esto, puntualiza: "no estoy de acuerdo; soy un ciudadano comprometido y soy un actor".

"Las veces que me comprometo con un tema, como la Guerra de Irak; los desaparecidos en Argentina (su padre fue uno de ellos) o ahora, en España, donde hay mucha gente con muertos pendientes, lo hago como ciudadano que considera su deber hablar públicamente", precisa.

Este viernes estrena nueva película, "El Greco", de Ianni Smaragdis, pues vive el cine y el teatro como "amores paralelos", sin renuncias. En este largometraje, que cuenta una parte de la vida del pintor griego, da vida al sacerdote español y posteriormente inquisidor Niño de Guevara, con quien el Greco (Nick Ashdon) mantiene una extraña relación en Venecia. Laia Marull da vida a Jerónima de las Cuevas, mujer del artista.

No obstante, Juan Diego Botto reconoce que es más difícil encontrar buenas historias en el celuloide. "Deberíamos contar historias que comuniquen más con el espectador, pero el problema es buscar reproducir un éxito. Entonces, normalmente nos equivocamos", concluye.