Con su primer libro, "Espía de Dios", se convirtió en el autor español más joven editado en cuarenta países. Lo revalidó con "Contrato con Dios". Tras haber vendido un millón de ejemplares hasta la fecha, ha ganado con "El emblema del traidor", una historia en la que se centra en personajes atrapados entre el amor y la venganza en la Alemania prenazi, el VII Premio de Novela Ciudad de Torrevieja. Gómez-Jurado se inspiró en la historia real que le contó el librero vigués Juan Carlos González, que heredó de su padre el peculiar emblema que da título a la historia.

-Al principio se decía que la historia no reunía los matices ni el interés humano para contarla. ¿Son esos los requisitos para que una novela tenga éxito?

-A mí lo que me gusta es que la gente llegue a las páginas y se diga "quiero seguir".

-Dedica tiempo a documentarse. Incluso visitó Munich...

-Me siento muy inseguro si no sé de qué estoy hablando. Mi proceso de redacción es diez meses de documentación y seis o siete de escritura. Necesito saber lo que va a ocurrir para que el lector no se tenga que preocupar. Si puedo definir a través de las acciones el contexto, no tengo que describirlo.

-Sus novelas ¿están pensadas para ser películas?.

-No, aunque es algo que al escritor siempre le gusta. Se debe a que es parte inherente de mi cultura.

-Además de amor y venganza, están los nazis y la masonería. Últimamente proliferan como tema. ¿A qué se debe?

-En esta novela lo que me interesaba era la venganza y el amor y su final, el lector lo comprobará, era mi forma de venganza contra ese thriller histórico que se limita a coger un cliché argumental y plasmarlo de forma mecánica. Esos libros puedes hacerlos en un mes, pero el lector está harto de ese tipo de historias. Ahora mismo estamos en la madurez de una serie de lectores que llegaron a la lectura hace cinco o seis años con novelas que han devuelto al público español las ganas de leer.

-Es decir, esa moda al final tiene consecuencias positivas?

-Sí, en España hemos sufrido un sarampión de literatura intimista que gracias a Dios se está terminando.

-¿Qué tiene de malo?

-No es que tenga nada de malo, pero no ha conseguido crear nuevos lectores y ahora la gente se está dando cuenta de que hay muchas novelas escritas en casa que tienen la capacidad de transportarlos a una realidad distinta y al mismo tiempo explicarle el mundo en que vivimos, como hace mi libro.

-¿Cómo definiría escribir?

-Es como cruzar el atlántico en bicicleta, o en bañera y remando, y sí que es muy solitario.

-¿Es un desafío?

-Sí, siempre. Cuanto más vas creciendo en tu carrera como escritor, peor lo llevas. Porque tienes que hacerlo mejor. Sientes un vértigo tremendo, una responsabilidad que pesa mucho.