Miguel Artola (San Sebastián, 1923) es uno de los grandes historiadores de la España contemporánea. Premio "Príncipe de Asturias" de Ciencias Sociales 1991, ofreció una conferencia titulada "Cortes y Constitución", en Oviedo, dentro de los actos conmemorativos del bicentenario de 1808 que organiza el Parlamento asturiano.

-¿Qué le parece el intento de refundar el capitalismo?

-La cuestión no es refundarlo. Refundar apunta a hacer una cosa nueva. Claro, proponer la refundación del capitalismo tiene una ventaja: no se sabe qué se quiere decir con semejante lema. No se sabe qué tienen en la cabeza los que dicen eso. Se supone que es mantenerlo bajo nuevos controles. Pero es un problema difícil de resolver, porque el mercado es lo contrario del control. El mercado puede derrapar como acaba de hacer, por eso necesita una Constitución, un conjunto de normas y de controles. Si no, el poder se puede utilizar para cometer delitos.

-¿Entonces?

-El control choca con la clásica metáfora de la mano invisible, propia de la concepción teórica del mercado. Tras años de defensa del libre mercado, por una mala gestión se ha producido lo que estamos viendo.

-¿Qué vemos realmente?

-La crisis financiera no la determina un problema económico, es al revés; saldremos de la crisis financiera relativamente pronto, pero llevará más tiempo la económica.

-Tiene usted las ideas más claras que muchos gobernantes.

-Hombre...

-No he oído resumir la situación tan bien y en segundos.

-Es que el problema es el paro. El bucle de la prosperidad amplía el ciclo, y, por el contrario, el de la contracción hace muy difícil todo.

-¿Y la solución?

-Que reaparezca la demanda. Vendrá de la población. Así se recuperarán la riqueza, el desarrollo y el crecimiento.

-En España, encima, tenemos la crisis como nación.

-Por el momento, no afecta a la crisis económica.

-Son fenómenos paralelos.

-Es otro problema, hay muchas cosas pendientes.

-¿Va a mejor, o a peor?

-No lo sé. Mejor y peor, en ese punto, no tienen significado, porque es algo muy personal. ¿Mejor respecto al Estado unitario? Para el Estado unitario va muy mal, claro. Pero hace un año, aún se oían opiniones, y no precisamente nacionalistas, a favor de reducir más el papel del Estado. Menos Estado, se pedía. Ha llegado la crisis y todo el mundo se ha olvidado de ese discurso. Todos piden ahora más Estado.

-¿Todavía más?

-El Estado es una creación de los individuos que piden muchas cosas. Constantemente más cosas. Y nuevas. El Estado responde. Para eso aumenta. Si comparamos la masa monetaria de cualquier Estado de hoy y del de Luis XVI, la diferencia es enorme.

-¿La crisis viene de ahí?

-No lo sé. El Estado gasta, pero, al tiempo, transfiere ingresos y da lugar a otras inversiones que realizan otros sujetos, como los gobiernos autonómicos. Lo que actualmente se gasta a muchas bandas, antes lo gastaba un solo sujeto. En conjunto se gasta mucho más. El Estado, además, define las leyes que regulan las relaciones entre los ciudadanos. Todo está en los códigos. Los individuos se relacionan de acuerdo a esos códigos. Y qué decir de los servicios públicos que presta.

-Estamos a dos siglos de los sucesos de 1808. ¿Qué se puede decir al respecto que no se haya dicho ya?

-Estamos revisando muchas cosas. La Constitución, por ejemplo. Hay discrepancias muy sensibles. ¿Cómo fue la Constitución de Cádiz? En poco tiempo, en 2012, las celebraciones serán más grandes aún que las de este año.

-Fue un gran momento de nuestra historia.

-Uno de los grandes momentos. Para unos es el último coletazo de la Ilustración, un engendro, y para otros es el comienzo de la contemporaneidad, del mundo actual.

-Está de moda criticar la Ilustración.

-En historia, hay necesidad de cambio. Si las cosas no cambian, ¿cómo hace usted su carrera?

-Lo dice venenosamente...

-Es una descripción de la realidad. Es necesario cambiar.

-Ya no hay ni Reconquista.

-Claro, si no hay Reconquista, si se niega, eso crea un prestigio. No vale repetir lo ya hecho.

-¿Cómo ve, desde el lado de la víctima, el mito del asesinato del padre académico?

-Si uno repite lo que dijeron sus maestros, no es nadie. Si dice lo contrario, entonces tiene usted más posibilidades de...

-De publicar, de ir a congresos...

-Claro.

-Usted ha venido a hablar de la Constitución.

-La cuestión es, por ejemplo, cómo se hizo la Constitución de Cádiz. En términos generales, una Constitución supone crear un poder constituyente que puede ser el mismo soberano, la asamblea que se declara soberana y decide hacer la Constitución o un poder constituido que decide crear un poder constituyente, pero sólo para hacer la Constitución.

-¿Hay que reformar la Carta Magna?

-Es una cuestión política. Partidista. Sólo podría dar mi opinión, y no sé.

-Al menos cerrar el proceso de permanentes transferencias autonómicas.

-No se cierra nada en la historia. Eso es una entelequia. Hay fuertes poderes autonómicos y , claro, no cabe esperar que se conformen con lo conseguido.

-¿Va a desaparecer España? ¿Sí o no?

-No se puede preguntar sí o no. Creo que no. Pero, ¿y qué? España es el Estado-nación gaditano.

-Claro.

-Puede frustrarse. La experiencia histórica dice que, salvo grandes cataclismos, no es fácil que se acabe un país con una larga tradición.

-Los nacionalismos llevan más de un siglo muy activos.

-Llevan más de un siglo, pero su política tiene altibajos.

-Otra cosa. Usted, que ha estudiado a fondo la historia de los ferrocarriles españoles, ¿qué le parece el AVE?

-Una maravilla, aunque no supone un cambio tan dramático como la introducción del ferrocarril, que era más capaz, frente un carro, más rápido y más barato. El hambre de trenllegó a ser increíble. Todo el que lo veía lo quería Nunca más se ha vuelto a dar un fenómeno así. El avión es más rápido, pero más caro. El AVE, si se desarrolla, arruinará la aviación interior.