Sólo los juegos de gestión pública suben las ventas, que en septiembre superaban los 5.745 millones de euros. La cifra supone un aumento del 2,4% respecto a los nueve primeros meses de 2007, aunque el porcentaje ha ido decreciendo conforme avanzaba el año, que comenzó en torno al 5%. El sorteo de Navidad, el más popular, "dará idea del resultado final", dijo a Efe Juan Gallardo, director de Coordinación de Loterías y Apuestas del Estado (LAE).

Los ciudadanos acuden a las administraciones preferentemente por los sorteos con premios más jugosos, a buscar "un buen pellizco" que resuelva preocupaciones y deseos.

"Vendemos ilusiones, y este año la ilusión es el pago de la hipoteca", explica a Efe Concha Corona encargada de la popular "Doña Manolita", resumiendo los comentarios en ventanilla y en los correos electrónicos que reciben.

"Otros años hablaban de viajes, un coche, un capricho... ahora la palabra más pronunciada es la hipoteca", asegura.

"A veces hacemos de psicólogos. Me gustaría poderme sentar y escuchar más. Es lo bonito que tenemos", agrega Concha Corona desde la administración madrileña, donde la afluencia es cada vez mayor, sea por la crisis o por haber repartido décimos del "gordo" la pasada Navidad.

La misma impresión tienen en "la Bruja de Oro", en Sort (LLeida), donde las colas son tan interminables que el 65% de la venta se hace por Internet.

Cuando todo es más incierto, opina Sascha Badelt, responsable de la web de "la Bruja", "la gente se refugia más en la ilusión y se vuelve más esotérica". Aquí no piden un décimo con una terminación, una fecha, buscan suerte.

"Hablan mucho de los problemas económicos: no puedo pagar, no puedo comprar..., pero, a pesar de estar tan endeudados, buscan una posibilidad que cambie su situación. La ilusión tiene un valor psicológico. Consuela, quita el agobio".

CANTABRIA Y MELILLA JUGARON MENOS

Pese a la contención del consumo en la cesta de la compra y el ocio, las loterías y quinielas del Estado habían recaudado más de 5.745 millones de euros hasta el 30 de septiembre, lo que supone que cada español gastó 127,11 euros, 1,6% más que en 2007.

Por encima de la media, los castellanoleoneses, valencianos, murcianos, vascos y madrileños tentaron más a la suerte. Sólo en la comunidad de Cantabria (-1,77%) y la ciudad autónoma de Melilla (-0,69) jugaron menos que el año anterior, según los datos de LAE.

Del total, 2.457 millones se gastaron en "juegos pasivos" -décimos de lotería- y el resto en "juegos activos". De éstos los que más crecieron fueron Euromillones, el Gordo de la Primitiva y el Quinigol, mientras que Bonoloto y Quíntuple plus han perdido seguidores.

La venta por Internet aumentó casi un 56% pero, con 9.708.913 euros, representa cifras mínimas. No llega al 1,5 por mil del total.

"Cuando hay crisis económica, lo primero que uno reduce son los gastos que no son de primera necesidad, como es el ocio. Algo está influyendo, pero el hecho de que tengamos todavía un incremento de ventas es porque nuestros precios son asequibles", señala el director de Coordinación de LAE.

MÁS VISITAS, MENOS DINERO

Entre las opciones de entretenimiento, los casinos y bingos atraen visitas, pero el negocio se resiente.

"Se nota que al cliente le han subido la hipoteca. Acude al bingo, pero juega menos. El gasto -3.700 millones de euros en 2007- ha bajado un 8% y puede ser peor", dijo a Efe Juan José Sánchez Colilla, gerente de la Confederación de Empresarios del Juego del Bingo.

El bingo tiene un componente social, de ocio -señala-. "Y el premio no es excesivo, ya que, de los juegos, es el que tiene una fiscalidad más alta."

Es su mayor problema -afirma Sánchez Colilla-. "Mientras que las apuestas tienen un 10% de impuestos sobre los beneficios, el bingo tiene una tasa entre un 20 y un 29,5%, lo que hace que el premio no pueda ser mayor. No podemos competir con otros".

Los casinos recibieron casi dos millones y medio de visitas hasta el 31 de agosto (un 3,10% más que en 2007), pero los ingresos de las mesas de juego, 192,7 millones de euros, cayeron un 9,83%.

El descenso de la recaudación es lógica, explica Heliodoro Giner, secretario general de la Asociación Española de Casinos de Juego (AEJC), ya que son parte de la oferta de ocio y, en momentos como éste, los ciudadanos recortan esos gastos para satisfacer otras necesidades.

"Que suba el gasto en lotería no es contradictorio -agrega- ya que es una actividad no tanto de ocio o lúdica. Se compra lotería por el simple hecho de ganar dinero con los premios".

UNA FALACIA

Afirmar que en tiempos de crisis se juega más es "una falacia", opina César Palacios, director de Juego de la ONCE. "La gente juega con el dinero que le sobra. Lo primero es la hipoteca, el pan y los gastos fijos y, si queda algo, entonces lo gasta con alegría".

Puede ser que cuando hay "bote" o premios grandes aumenten las ventas, pero no en el conjunto del año. Los resultados de la ONCE -2.165 millones de euros en 2007- han caído un 2% hasta octubre, dijo a Efe César Palacios. La estrategia para afrontarlo son nuevos juegos y sorteos extraordinarios.

"Nuestros ingresos dependen del dinero que disponen las familias y éste no es un producto de primera necesidad", insiste. Además, "hay un mercado de juego muy competitivo y eso tampoco ayuda".

Puede que, cuando la expectativa de premios sea muy alta, la mala situación económica no comporte una reducción, "pero está afectando negativamente a los juegos en los que los premios son más pequeños", afirma Miguel García Campos, secretario general técnico de la Federación Nacional de Operadores de Máquinas Recreativas y de Azar.

El de las máquinas recreativas -instaladas en establecimientos de hostelería, salones de juego y bingos- es de todo el sector del juego -privado y público- el de mayor recaudación, casi 13.000 millones en 2007, según datos del Ministerio del Interior, y este año "se está resintiendo".

"Hay una reducción del negocio", añade García Campos, aunque las cifras "no se contabilizan hasta final de año".

La gente puede tener más tiempo para ocio, "pero no tiene dinero pagar gastar". Y ese descenso -advierte- tendrá su repercusión en la hostelería, cuyos establecimientos cuentan con los ingresos de las máquinas.