El colombiano Álvaro Mutis, premio Cervantes y Príncipe de Asturias, fue ayer galardonado por el Pen Clube de Galicia con el Rosalía de Castro por su obra en español. Le acompañaron Mia Couto, Jon Kortazar y Joan Margarit, premiados, respectivamente, en portugués, euskera y catalán..

- Es usted muy conocido por detestar los medios de comunicación modernos.

- Sencillamente, desconozco todos esos medios. No he tenido el menor contacto con ellos. Probablemente soy injusto. Son algo que me son completamente ajenos. No me dicen nada. Mi nieto es entusiasta de la computadora y va viviendo con eso. Yo no puedo porqueno me familiaricé. No tuve oportunidad.

- ¿Cree que este tipo de comunicación acabará con la poesía o que es algo intrínseco al ser humano?

- La poesía nos va a acompañar siempre. Con computadoras, sin computadoras, como sea. Porque es el testimonio más profundo, más permanente, más absoluto, de la presencia del hombre sobre la tierra. Siempre habrá.

- Viendo los tiempos que corren, ¿hay lugar para una visión poética de la realidad?

- Piense usted lo que ha sido el pasado del mundo. Hay épocas muchísimo más violentas y más aterradoras que la que estamos viviendo ahora. Las guerras que ha habido desoladoras en todas las épocas y la poesía sigue ahí, maravillosa, presente, testimoniando ese otro lado del hombre que es el que permanece vivo y que no muere en las batallas.

- Hablando de muerte, ¿ha sentido tentaciones de hacer como Conan Doyle con Sherlock Holmes y sacrificar a su personaje Maqroll o aspira usted a que le sobreviva?

- Yo aspiro a que me sobreviva. Pero con la vida que lleva, puede tener muchas posibilidades de perecer, de morir, porque hace unas pruebas y una serie de experiencias que lo ponen siempre al borde de la muerte. Así que veremos.

- ¿Qué es lo más importante que ha aprendido de los viajes de verdad, usted que se ha movido tanto?

- Pues mire, uno aprende una especie de experiencia de uno mismo. Uno se conoce y en los países extranjeros se conoce otro distinto de uno, una maravilla que da el visitar un país extranjero. Ya no es uno como es en su tierra, sino que es alguien que se está enriqueciendo de una experiencia que lo hace otra persona.

- Usted critica mucho la globalización. Cuando todos seamos fotocopias unos de otros, ¿no cree que el viaje perderá ese sentido?

- No. Es que no creo que el hombre llegue a esa situación. Hoy día parece que va a llegar, pero yo creo que no. Volverán otras épocas y volverá el hombre a rescatarse.