"Creo que en el conservatorio no verán con buenos ojos que sea un chico Fama". También confiesa que si no hubiese pasado por el programa, lo haría otra vez. Pero no lo repetiría: "Fue muy duro. Hay que estar ahí, sentirlo". Aunque ese empujón mediático le ayudó a introducirse en el mundo laboral. "Me conozco mucho mejor. Podían decir que era malo, pero siempre pienso que tengo dos brazos y dos piernas y mientras los siga teniendo, puedo ser igual que los demás y llegar al lugar que me proponga". Algunos profesores les llamaban bailarines profesionales pero él discrepa: "Un bailarín profesional no se hace en cuatro meses y no podemos olvidar que Fama era, ante todo, un reality".