Ana Abad de Larriva / VIGO

Se conforman con bailar un rato en la felicidad. Coreando letras que den sentido a la melodía de dos horas de concierto. Y algo más. Cerca de 20.000 personas se congregan en el primero concierto del verano en el auditorio de Castrelos, gran parte de ellas, esas temidas y adoradas "grupis". Apoteosicas las gradas y más tímido el foso, que no se llenó, muchos huecos y alrededor de 1.700 incondicionales. Tras la espera de humos y charlas. Después de media hora larga del pop de calidad de Stereotipos, un grupo coruñés ya curtido en esto del teloneo, otra vez demora. A treinta minutos de la medianoche, Leiva y Rubén suben al escenario.

Sin saludar. Con ese toque canalla nada encubierto que hace que les vayan "buscando las cosquillas". Castrelos está hasta la bandera. Mucha "girlie" y desesperados adolescentes. Los corazones y pintadas en la cara no han muerto. Ni las pancartas cutres. Algo de público adulto. Y arrancan. Quiero ser mánager de un grupo de rock. Gritan todos como "animales". Hace calor pero la "estrella polar" llega igual, en medio de una atmósfera del típico concierto de verano. Noche de risas entre amigos. Cervecitas, refrescos, un camping nocturno. Se "aproximan" cada vez más a los de la primera fila. Chicos y chicas. Muchachas que se sienten "princesas" y que con ellos querrían "todo". Canciones previsibles, esperadas y, no por eso, peor recibidas. Una vez más, los madrileños demuestran esa empatía existente entre ellos, ante todo dos colegas, que se va transmitiendo por el público, "siempre sin frenos".

"Tío bueno, tío bueno", grita una joven enfervorecida. Y es que Pereza mueve masas. Estos mega fans confesos de los Beatles llenan estadios, baretos y lo que se les ponga por delante. Los chicos que volvieron las gafas de sol, si cabe, más populares, hicieron constantes guiños, pero esta noche no fueron de cristal ahumado, a un grupo cohesionado de fans que se han ganado a pulso durante todos estos años de rodaje.

Una noche viguesa

Y la noche se vuelve más y más viguesa. Desde aquí no se ve la playa vacía pero Amaro Ferreiro sube a cantar con ellos su "Turnedo", letra popular donde las haya, que había popularizado el gran Iván. Su hermano también quiere acompañar a Pereza. Iván Ferreiro ha hecho una pausa en la gira de promoción de su nuevo trabajo "Mentiroso, mentiroso" para hacer de anfitrión. Y Vigo y un vigués cantan con dos madrileños a "Madrid". "Ésta es mi oportunidad para tocar en Castrelos, que nunca lo había hecho antes, y ¡qué mejor que hacerlo gracias a la invitación de dos amigos como son Leiva y Rubén!", explica Amaro. Y es que la colaboración entre los vigueses y los madrileños ya viene de atrás. Leiva le hizo los coros a Amaro en "Sentimentiras" y Rubén, simplemente no pudo estar. Ciertamente, ésta fue una gran ocasión para resacirse de aquella ausencia.

Varios bises y la cuenta atrás que había dado paso al concierto se reinició para despedirse de un público que no quería dejarlos marchar.