La reedición de los tres discos, que fueron publicados originalmente entre 1980 y 1983, sale a la venta mañana con un sonido remozado a partir de las cintas de grabación originales, tras un proceso que ha dirigido personalmente The Edge, el guitarrista del grupo.

Los temas más emblemáticos de este periodo pueden encontrarse en una recopilación aparecido en 1998, pero la banda ofrece ahora a sus seguidores la posibilidad de adquirir sus primeros trabajos en ediciones de lujo que incluyen un CD con caras b, versiones en directo y rarezas.

Paul David Henson, alias Bono, Dave Evans (The Edge), Adam Clayton y Larry Mullen Jr. publicaron en octubre de 1980 su álbum de debut, "Boy".

El disco comenzaba con toda una declaración de intenciones, "I will follow". Allí estaba ya el germen del mesianismo citado reiteradamente durante años al hablar del fenómeno U2.

Aquellos veinteañeros de clase media-baja y gesto grave se tomaban muy en serio lo que hacían: canciones de guitarras afiladas con letras que parecían haber tomado prestadas de los salmos dominicales.

Para los creyentes del rock, su propuesta se convirtió en un rayo de esperanza en una década, la de los ochenta, en la que triunfaba la música gaseosa de los sintetizadores y las cajas de ritmo.

"Boy" mostró el potencial de U2, patente en temas como "A day without me" y "The electric Co", pero, aunque "I will follow" llegó hasta el puesto número 20 en el Reino Unido, el álbum se quedó lejos de la zona alta de las listas.

En la portada del disco aparecía la foto en blanco y negro de un niño llamado Peter Rowan, hermano pequeño de un amigo de Bono, que posaba con las manos en la nuca y la mirada fija en la cámara, pero en Estados Unidos se cambió por una imagen distorsionada de los cuatro miembros del grupo.

Un año más tarde se publicó "October". Guiada por sus fervientes convicciones, la banda profundizó en sus letras de carácter religioso y arrancó el álbum con un todo un himno, "Gloria".

"October" presentaba otros temas contundentes como "Fire", pero al grupo le quedaba aún un trecho por recorrer en su peregrinaje hasta la cima de la montaña, el que separaba a su segundo álbum del tercero, "War".

Publicado en 1983 y producido por Steve Lillywhite -como los dos anteriores-, "War" fue el golpe definitivo de U2. Entró directamente al número de las listas del Reino Unido, apartando al disco más vendido de la historia, "Thriller", de Michael Jackson.

Peter Rowan volvía a aparecer en la portada. El chico fue fotografiado en la misma posición de tres años atrás, pero había crecido; ya había cierta fiereza en su mirada. La cubierta del disco se convirtió en un icono del rock.

"War" comenzaba con el sonido de los tambores de "Sunday bloody Sunday". El grupo irlandés se atrevió a evocar en este tema el "Domingo sangriento", la matanza de 14 personas ocurrida en 1972 en Londonderry -la segunda ciudad del Ulster- cuando soldados británicos dispararon contra una manifestación en el barrio católico de Bogside.

U2 tuvo que explicar durante años que aquella no era "una canción rebelde" y que pretendían emplear su espíritu combativo en luchar por la paz.

El álbum ofrecía canciones menos espinosas, como "New year's day" -objeto de varias remezclas incluidas en estas reediciones-, primer single de "War", que abrió las puertas del mercado norteamericano.

U2 alcanzó el éxito mundial, pero el grupo estaba destinado a subir cumbres más altas.

En el siguiente álbum cambiaron de productor, se asociaron con el mago Brian Eno, y su sonido ganó en profundidad. En 1987 se convirtieron en el grupo más famoso del planeta con "The Joshua tree" -reeditado hace unos meses-. Pero ésa es ya otra historia.