José Ignacio Aguirregomoscorta, neumólogo del Hospital de Galdakao, centro que ha realizado esta investigación junto con otros once hospitales públicos españoles, ha explicado a EFE que, a las doce semanas de utilizar esta mascarilla, la tensión arterial media de los enfermos se había reducido en torno a 2 milímetros.

Joaquín Durán, doctor del hospital alavés de Txagorritxu y director del estudio, ha remarcado a EFE que esta disminución es "importantísima", porque "prácticamente reduce entre un 20 y un 25% el riesgo de enfermedades cardiovasculares o muerte por evento cardiovascular en los siguientes cinco años" de vida del paciente.

Durán ha incidido en que la investigación pone de manifiesto la necesidad de modificar el protocolo de tratamiento de los enfermos con este síndrome que padezcan también de hipertensión.

"Hasta ahora, sólo se trataba a personas que tenían muchas apenas y complicaciones como somnolencia, cansancio etc. Pero a las personas asintomáticas con hipertensión no se les trataba. Este estudio pone en evidencia que esta población también precisa de tratamiento", ha observado este facultativo.

Este síndrome afecta sobre todo a personas roncadoras y obesas y se caracteriza por la realización de más de diez paradas respiratorias a la hora durante el sueño. En las apneas, la garganta se cierra totalmente y, en las hipopneas, la obstrucción no es total, sino que deja pasar aire.

Además de provocar que el paciente se despierte de forma repentina mientras duerme, estas alteraciones también ocasionan sueño de mala calidad y caídas en el nivel de oxígeno de la sangre conocidas como desaturaciones de oxígeno, ha detallado José Ignacio Aguirregomoscorta.

Para que los enfermos pudieran dormir bien, en 1982 fue inventada la máquina CPAP (siglas en inglés de Presión continua positiva en la vía aérea superior) que, mediante una mascarilla nasal, insufla aire a presión que abre la garganta e impide las apneas e hipopneas.

Las conclusiones de esta investigación han sido obtenidas tras la realización, mediante una monitorización continua, de mediciones de la presión arterial de los pacientes al inicio del estudio, a las seis semanas de que durmieran con esta máquina y a las doce semanas.

Mientras un grupo utilizó un verdadero aparato CPAP, otro lo hizo con una CPAP placebo para evaluar si el efecto de persuasión repercutía en la salud del paciente, lo que fue descartado tras las mediciones.

El síndrome de apnea o hipopnea lo padece el 4% de los varones y el 2% de las mujeres de entre 30 y 70 años, dado que a partir de esta edad aumenta la prevalencia.

"Lo que supone un cambio radical en este estudio es que demuestra que esta máquina reduce la presión arterial, lo cual también significa que la enfermedad causa hipertensión arterial", ha apuntado Durán.

Además de los hospitales vascos de Galdakao y Txagorritxu, han participado en la realización de este estudio los de Valdecilla de Santander; Valle de Hebrón, Clínico y San Pablo en Barcelona, San Pedro Alcántara, de Caceres; Son Dureta de Mallorca, Arnau de Villabona, de Lleida; General Yagüe, de Burgos; y Miguel Servet, de Zaragoza.

El trabajo ha sido financiado por el Gobierno vasco, la comunidad de Castilla y León, el Fondo de Investigación Sanitaria del Instituto Carlos III (FIS), la Fundación Española de Patología Respiratoria (FEPAR) y La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).