Cerca de 200 equipos de todo el mundo inician este fin de semana la octava edición del Mongol Rally que celebrará su fiesta de inauguración el domingo en un castillo de Praga tras la salida de Madrid, Londres y Milán. Será la única perla de glamour de una prueba donde ni hay premios, ni importa la velocidad.

Los gallegos de la expedición 2008 son Aulanvan3 y Death Proof. Este último será el único con la salida desde Galicia, concretamente, desde Vigo pilotando su Citroën Saxo del año 1996 con 103.000 kilómetros. Turnándose al volante, dos jóvenes que no pasan de los 26 años de edad, Pablo Rasines y Adrián García.

Ambos gastarán en esta aventura cerca de 6.000 euros repartidos en los 1.500 destinados para ONG que se abonan antes de marchar; 1.200 de visados; más de 1.500 para el combustible y el resto desglosado en avituallamiento, compra del coche, repuestos y material para el viaje. “Vamos a dormir casi siempre en tienda de campaña, aunque algún día tocará en un hotel para ducharte. La verdad, señala Adrián García, tengo a toda la familia asustada”.

Su ruta parece tranquila: República Checa, Eslovaquia, Rumanía, Turquía, Georgia, Azerbayán, cruzar el Caspio en ferry, Kazajstán, Uzbekistán, Rusia y -al fin- Mongolia. Al menos, evitan tocar Ucrania donde “si te da el alto la policía, lo mejor es pasar porque lo que quieren es extorsionarte”, explica García. Este trabajador de Citroen en paro apuraba ayer la preparación del vehículo con su compañero de rally Pablo Rasines, estudiante de Marketing.

Ambos deberán estar en Madrid mañana para partir hacia Mongolia a las 10.00 horas desde el Bernabéu. Allí, también estará Víctor Vázquez, de 30 años y de Mugardos (A Coruña), el único gallego del equipo Aulavan3, un trío de expedicionarios a bordo de un Suzuki Samurai del año 1989. “Se lo llevamos a Pedro, de un taller de Talavera de la Reina que ya ha preparado coches para el París-Dakar, y lo primero que dijo fue ‘estáis locos´ pero le ha pegado una vuelta al coche que lo ha dejado nuevo, aunque hay que tocar madera porque nunca se sabe”.

Vázquez y su equipo -dedicados a la aeronáutica en Barajas- han buscado patrocinios para costearse el viaje al igual que Death Proof, aunque finalmente todos tuvieron que romper su hucha. El fin es abandonar el coche en Mongolia donde será revendido para causas benéficas. El regreso, por supuesto, en avión y las peripecias en www.aulanvan3.blogspot. com y deathproofterra.blogspot. com.