El Papa se reunió ayer con los organizadores de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud en su retiro australiano en las Montañas Azules, mientras miles de peregrinos preparaban en Sidney el inicio de sus celebraciones. Benedicto XVI, que llegó el domingo a Australia con un mensaje para que los jóvenes presten atención a la pobreza, la justicia y el medio ambiente, celebró la misa matinal en la capilla de Kensthurst, en el centro del Opus Dei en las Montañas Azules, y después atendió a los visitantes.

Los organizadores de esta Jornada Mundial de la Juventud regalaron al Santo Padre un gato, sabedores de que el Pontífice es una gran entusiasta de estos animales, para que le acompañe durante su descanso.El Papa hará su primera comparecencia pública el jueves próximo en Sidney y efectuará una travesía marítima por la bahía de la ciudad y un recorrido en coche por el centro del casco urbano.Unos 215.000 peregrinos, según la organización de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, se encuentran en la ciudad para inaugurar hoy la reunión de cinco días.

Cientos de grupos con ropas similares y cuya nacionalidad se adivinaba por las enormes banderas nacionales que portaban, llenan las calles de Sidney desde primera hora, cantando y saludándose unos a otros, para recoger los símbolos del evento.Los peregrinos asistieron el muelle situado al lado de la Casa de la Ópera a la entrega al obispo auxiliar de Sidney, Julian Porteous, de la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud y un icono de la Virgen con el Niño, además de un vara de madera símbolo de los aborígenes australianos.

El madero, de 3,8 metros de altura, ha recorrido 70.000 kilómetros por Australia, parando en pequeñas localidades y grandes metrópolis, antes de acabar en Sidney. Mientras los peregrinos seguían sus emblemas hasta el parque de la estación central de la capital del estado de Nueva Gales del Sur, el arzobispo de Sidney, George Pell, destacó en rueda de prensa que la visita del Papa ha reabierto el debate sobre el futuro y la importancia de la Iglesia católica.

"Hay una crisis en el mundo occidental. No hay ningún país de Occidente donde nazcan los niños suficientes para mantener estable la población (...)", manifestó Pell. Opinó que los países occidentales, Australia incluida, se enfrentan a una crisis demográfica, creada por fuerzas comerciales que no responden a ley alguna, y a ataques a la institución del matrimonio y a la natalidad.

Australia afronta dos retos: "uno es la tentación de creer que puedes tener una vida feliz y buena sin Dios; el segundo envuelve el concepto de sexualidad, matrimonio y familia", dijo el cardenal. La XXIII Jornada Mundial de la Juventud comienza hoy y concluirá el próximo domingo con una misa, en la que se calcula participarán 625.000 personas, y el rezo del Ángelus oficiado por el Papa en el Hipódromo de Randwick.