No era la artista más importante del cartel pero sí la más esperada de este Rock in Rio Madrid. Una Amy Winehouse desprovista de todo argumento musical no defraudó a los asistentes del festival, que no esperaban grandes logros musicales y sí algo de morbo en el comportamiento errático de la británica.

Con la primera copa acabada la tercera canción de un recital iniciado con una declaración de intenciones como "Adicted", Winehouse desistió de sus tacones para interpretar, ya con zapato plano, "Cupid", aferrada a una guitarra que fue incapaz de tocar.

En su fugaz paso por Arganda del Rey (Madrid) -ya que, según la organización, aterrizó con tan sólo una hora de antelación de la hora prevista de su concierto-, Winehouse ha desvirtuado cada una de las canciones de su, por otro lado, espléndido catálogo musical.

Más de 75.000 personas pasarán hoy por Rock in Rio, calcula la organización del evento, aunque muchos de ellos ya se encuentran en el Escenario Mundo, un lugar de dimensiones faraónicas en el que Amy ha depositado su huesudo y tatuado cuerpo y por el que ya pasaron a media tarde los galeses Stereophonics, para cerrar la noche en las próximas horas un amante de la polémica como Jay Kay, o lo que es lo mismo, Jamiroquai, y la colombiana Shakira.