Subiela (Buenos Aires, 1944) está en España para asistir al Festival de Cine Iberoamericano de Villaverde (Madrid), donde ha presentado su largometraje más reciente, "No mires para abajo", que ha conseguido el premio del público a la mejor película y galardones para los dos actores principales.

Esas distinciones se unen a otras ya obtenidas por el mismo filme en meses pasados en los festivales de Guadalajara (México) y Lérida, algo que Subiela considera "un reconocimiento para la criatura", en alusión a la película.

En "No mires para abajo", que no se estrenará en las salas comerciales hasta octubre, Subiela cuenta la historia de la iniciación sexual de un joven a través de la relación amorosa con una mujer de más edad.

"Es la película que me hubiera gustado ver con trece años" porque pretende explicar que el sexo es un "momento sublime del amor" y no un elemento "vapuleado y sórdido" que los medios de comunicación tienden a presentar como algo "obsceno".

El realizador ha confesado que su deseo es que la cinta pueda ser proyectada en los institutos de educación secundaria y subraya que el contenido es "anti-porno", aunque admite que la temática es difícil de aceptar por algunos sectores.

Sin embargo, constata que las cadenas de televisión programan a horas de máxima audiencia contenidos de "dudosa moralidad" que se explican por la necesidad de tener un amplio seguimiento y que se caracterizan por su "chabacanería".

El director de "El lado oscuro del corazón" (1992), "No te mueras sin decirme adónde vas" (1995) y "Pequeños milagros" (1997), entre otras, reconoce que en su filmografía los asuntos presentes son el amor, la vida y la muerte.

"¿Es que hay otros?", se pregunta retóricamente el realizador, quien ahora quiere ampliar su espectro de trabajo y, sin dejar el cine, abrirse a la televisión y al teatro.

En la actualidad se mueve para ver cumplido su objetivo de llevar a las tablas de un teatro una pieza que él mismo ha escrito y también tiene el proyecto de hacer una serie para la televisión pública argentina.

Sobre el futuro del cine, cree que pasa por las tecnologías y las nuevas formas de exhibición, aunque se muestra preocupado por la dificultad de que las películas nacionales consigan espacios frente al predominio del cine estadounidense.

Recién llegado de Argentina, señala que la semana pasada el noventa por ciento de las salas de Buenos Aires estaba copado por tres cintas de Hollywood.

Frente a esa situación plantea la conveniencia de que los poderes públicos actúen con algún tipo de legislación, a la manera de Francia, que es el país que "protege su cine con más eficacia".

En el caso concreto de Argentina ve positivo el sistema de ayudas público a la producción de películas, aunque apunta que autores consagrados como él, Fernando Solanas y Adolfo Aristarain, deberían tener un "trato especial" frente a los jóvenes realizadores de su país, sobre los que reconoce que hay "un salto generacional".