Desde hace 22 años, niños saharauis pasan los meses de julio y agosto en España, para evitar así las terribles temperaturas, de hasta 50 grados, que se alcanzan en los campamentos situados en el desierto argelino, donde viven desde que Marruecos ocupó el Sahara Occidental.

Es importante "sacarles de ese infierno", ha declarado a Efe el presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara (CEAS-SAHARA), Jose Manuel Taboada Valdés.

Los niños ya han comenzado a llegar a algunas provincias como Alicante y Salamanca, y los viajes continuarán hasta mediados de julio.

Durante su estancia en España, además de disfrutar de actividades lúdicas y deportivas, son sometido a revisiones médicas y pueden paliar su deficiencia alimentaria.

Es un proyecto que ha implicado en todos estos años a más de 100.000 familias y que este verano beneficia a 9.000 niños de entre siete y doce años. Un número que podría duplicarse si no fuera por "cuestiones logísticas" como la escasez de vuelos.

"Vacaciones en paz" es, según Taboada, un gran ejemplo de "diálogo de civilizaciones", que sirve para conocerse y "perder el recelo y el miedo" existente a veces entre distintas culturas.

Es un proyecto "único", organizado por más de 150 asociaciones, que demuestra el respeto y la "confianza mutua" que hay entre el pueblo saharaui y el español, una confianza que va "más allá de lo que los gobierno hagan".

Esta experiencia brinda a los niños la oportunidad de perfeccionar o aprender español -la segunda lengua hablada en los campamentos-, un idioma que están perdiendo debido a la falta de medios para estudiarlo.

Los niños aprenden rápido, pero muchos al llegar no hablan nada de español, lo que supone "una barrera" para la adaptación inicial, ha explicado Jesús, un madrileño padre de tres hijos que acogió hace ocho años a un niño saharaui.

Además, era la primera vez que el niño venía a España, por lo que tenía "miedo a entrar en el ascensor" y se miraba en el espejo y "no se reconocía".

El caso de Bahia, el hermano saharaui de Rocío, gaditana de 23 años, era distinto. Estaba totalmente adaptado, después de pasar tres veranos en España, y "le encantaba la fruta, la leche e ir a la playa", ha comentado la joven.

Para los saharauis esto es como "Disneylandia", "otro mundo", ha afirmado Taboada, van al parque de atracciones, al zoo y prueban nuevos alimentos.

El esfuerzo que realizan las familias españolas es compensado con creces, la mayoría de hecho vuelve a participar en este proyecto.

"Les coges mucho cariño", ha dicho Rocío, siempre tan sonrientes, simpáticos y hospitalarios, "la experiencia es muy enriquecedora y recomendable".

Pero no sólo se conoce a los niños, se puede llegar a crear un vínculo muy especial entre la familia biológica y la de acogida, ya que las familias españolas tienen la posibilidad de ir a visitarles a los campamentos.

Allí la integración es total, ha asegurado Jesús, quien viajó al Sahara dos años después de haber acogido al niño. "No eres un turista, sino uno más" de la comunidad, lo que da pié a conocer "más a fondo su cultura".

Una de las cosas que más sorprendió a este madrileño es que "para ellos no existe el tiempo", o no como lo entendemos nosotros, viven sin relojes, acuden a la escuela cuando amanece, en definitiva, "viven más relajados".

Este año, un total de 9.000 saharauis pasarán el verano repartidos por toda la geografía española. Andalucía es la comunidad que más niños acoge, unos 2800, seguida de Galicia (900), Cataluña (800) y Canarias (700).

El proyecto "Vacaciones en Paz" va a ser presentado al Príncipe de Asturias de la Concordia porque es un ejemplo, según el presidente de CEAS-SAHARA, de "solidaridad de las familias españolas hacia un pueblo que sufre".