Plaza ha valorado el nivel de exigencia de estas unidades, veintidós repartidas entre las tres provincias, ya que el porcentaje se refiere a resultados de total abstinencia tras un año de seguimiento.

La Conselleria de Sanidad ha apuntado que los equipos de deshabituación realizan consultas a tiempo parcial, normalmente de cuatro horas a la semana, en las que se da prioridad a aquellos pacientes que sufren algún tipo de dolencia relacionada directamente con la adicción al tabaco.

De hecho, la mayoría de pacientes es derivada a estas consultas por médicos de otras especialidades entre las que destacan neumología, medicina digestiva, medicina interna, cardiología o psiquiatría.

Plaza ha explicado que las unidades de deshabituación tabáquica emplean una terapia que dura entre ocho y doce semanas, y que se ayuda principalmente de la farmacología para conseguir que el paciente deje de fumar.

Hay tres tipos de tratamiento: el que utiliza sustitutivos de la nicotina a través de parches y chicles o comprimidos, otro basado en el fármaco antidepresivo bupoprion o bien el fundamentado en la vareniclina, un medicamento reciente que bloquea los receptores de la nicotina en el cerebro para disminuir los síntomas de abstinencia.

A esta terapia se suma un "leve" respaldo psicológico aunque, en opinión de Plaza, "lo ideal sería que el tratamiento discurriera en paralelo a una atención psicológica específica".

El neumólogo valenciano ha señalado que el tratamiento, que comprende un seguimiento de un año a través de ocho visitas, va precedido de una valoración del fumador en la que se estudia su historial general, se le explora físicamente y se analiza su motivación para dejar de fumar, así como su grado de dependencia.

Según el resultado de estos dos test, Plaza ha subrayado a EFE que en el caso de que exista una dependencia física alta los fármacos son el principal arma frente a los casos en los que la motivación es muy baja, donde la primera acción es incentivar al enfermo.

La mayoría de los pacientes atendidos en las unidades de deshabituación ha intentado dejar de fumar por su cuenta, mientras que un porcentaje mínimo ha recurrido a técnicas como la acupuntura, el láser o la hipnosis.

La abstinencia de los enfermos se detecta a través de la cooximetría (que mide el nivel de monóxido de carbono en aire expirado), un índice que disminuye inmediatamente desde que se cesa el consumo de tabaco, pasando de las 30 a 50 partes por millón de los fumadores a las de 7 a 10 partes por millón en el caso de los no fumadores.

Aunque no hay una edad mínima para ser atendido por estas consultas, abundan los mayores de 40 años que sufren alguna patología derivada del tabaco mientras que los situados por debajo de esta edad se corresponden con fumadores aquejados de asma o de algún tipo de dolencia digestiva, como la enfermedad de Crohn.