Esta candidatura, que fue seleccionada hoy en París para ser examinada dentro de un mes en Quebec (Canadá), fue elegida hace dos años por España para proponerla como ampliación de la declaración como Patrimonio Mundial obtenida en 1985 por la Cueva de Altamira (Cantabria).

En enero de 2007 fue presentada la candidatura, formada por catorce cuevas: las de Tito Bustillo, la Peña de Candamo, Llonín y el Pindal, en Asturias; Chufín, Hornos de la Peña, El Castillo, La Pasiega, Las Monedas, el Pendo, La Garma y Covalanas, en Cantabria; y Santimamiñe y Ekain, en el País Vasco.

En febrero pasado, el consejo que asesora a la UNESCO en materia de patrimonio sugirió a Asturias, Cantabria y el País Vasco que incluyeran otros tres yacimientos en su propuesta: las cuevas de Covaciella, en Asturias; Las Chimeneas, en Cantabria; y Altxerri, en el País Vasco.

La cueva de Altamira forma parte como Bien Cultural de la Lista del Patrimonio Mundial desde 1985 por unos valores que, según esas tres comunidades, también son aplicables a los otros yacimientos que forman parte de su propuesta.

Así, se pretende que, bajo la denominación de Arte Rupestre Paleolítico de la Cornisa Cantábrica, se unan a Altamira en la inscripción como Bien Cultural un conjunto de cuevas que, a su juicio, reúnen "condiciones de excelencia" comparables a las de la llamada "capilla sixtina" del arte parietal.

La propuesta se basa en el número y la densidad de las cavernas decoradas que pueden encontrarse en esta zona del norte de España, su buen estado de conservación, su rico repertorio iconográfico, la diversidad de técnicas y estilos que reúnen y la remota antigüedad de unas pinturas que convierten la Cornisa Cantábrica en uno de los lugares donde tuvo lugar el nacimiento del arte.