Ágatha de Santos / VIGO

Las catedrales siempre le han fascinado como lugares de encuentro, confiesa, y por ello les ha dedicado su cuarto libro de viaje, "Las rosas de piedra", que ayer presentó en Santiago, en el que Julio Llamazares (León, 1955) se adentra en el corazón de estas obras arquitectónicas que salpican el territorio nacional de norte a sur y de este a oeste.

- ¿Cómo un hombre que se declara no creyente decide escribir un libro de viaje sobre las catedrales?

- Soy un descreído de la religión, pero las catedrales no sólo tienen que ver con la religión, sino con el arte, la arquitectura, las leyendas... y sobre todo, son el espejo y el corazón de las ciudades donde están.

- ¿Qué impresión le causan?

- No soy historiador ni antropólogo y mi intención sólo es hacer literatura de viaje, pero creo que están muertas por falta de gente, como la de Tui, o por exceso, como la de Santiago, donde siempre hay tantos turistas que no puedes verla. Por desgracia, el futuro de las catedrales es convertirse en museos. Han perdido su significado de lugar de culto y de encuentro.

- Hay mucho de romanticismo en este libro...

- Todo viaje es romántico por definición porque tiene mucho de azar y de descubrimiento, aunque nunca se ha viajado tan poco como ahora. Hoy, la gente sólo se desplaza, guiada por las modas. Alguien dijo que un viaje es también un viaje alrededor de uno mismo porque intentamos conocernos mejor al vernos reflejados en otro espejo distinto al que nos refleja cotidianamente.

- Ha afirmado que éste es su libro más ambicioso. ¿Por qué?

- Porque no en vano cuando lo termine me habrá llevado entre diez y doce años de mi vida, 75 días dentro de catedrales y en su entorno, y muchos kilómetros. También estoy escribiendo mi próxima novela, guiones de cine..., he hecho el de un documental sobre A Fonsagrada... Cuando viajo me gusta disfrutar y que la gente disfrute después porque la literatura se hace para transmitir sentimientos. Al principio, iba a ser un libro pero fue tomando tal dimensión que al final serán dos: éste, sobre las catedrales del norte y el próximo, sobre las del sur. Muchas veces me preguntan cuál es la que más me gusta y siempre digo que la de León, porque es la más bella del mundo y además fue la primera que visité, de niño, y luego las Jaca, Roda, la de Tui también, una auténtica joya, la de Ourense...

- ¿Si un viaje no se cuenta está incompleto?

- Contarlo está implícito en él y en la naturaleza humana. Necesitamos que nos cuenten y contar historias. Por eso no creo que la literatura muera nunca.