El objeto, realizado en esteatita de color beis, salió a subasta a 300.000 euros, pero su precio se disparó por el interés de unos compradores chinos que pujaban por teléfono.

Con los costes de la venta, éstos deberán desembolsar un total de 5,6 millones de euros.

El sello, que pesa 3 kilos y conserva su estuche original, un pequeño cofre lacado decorado con un medallón de marfil, es uno de los 130 que pertenecían al emperador Kangxi y fue descubierto durante una testamentaría, olvidado en el armario de una rancia familia de Toulouse que ignoraba su valor.

Este instrumento del poder imperial estaba catalogado en China y se daba por desaparecido.

Los organizadores de la subasta, llevada a cabo en la casa de subastas Saint Georges de Toulouse, esperaban obtener por él entre 1 y 2,5 millones de euros.