Xavier Guix clasifica a las personas en cuatro tipos: las que esperan sentados a que un día cambie; las que desesperan y lo quieren todo sin tener en cuenta que hay cosas que requieren su tiempo; las que se pasan la vida buscando, esas a quienes llaman "buscadoras vocacionales" porque si encuentran se acaba su alegría; y, en cuarto lugar, las personas árbol, personas cuya raíz está muy asentada y que buscan siempre un objetivo definido.

Para Guix no se puede vivir la vida pensando en responder a preguntas transcendentales porque transcurre en la cotidianidad y es en ella, en lo concreto, en la práctica diaria en lo que podemos encontrar o dar un sentido a nuestras existencias. Citó a Viktor Frank, cuya experiencia en los campos de concentración nazis le sirvió para darse cuenta que los que demostraron tener mayor capacidad para sobrevivir, incluso en situaciones límite, eran los que tenían algún propósito de futuro, los que tenían una tarea que les esperaba, los que tenían un sentido que querían cumplir. "En su opinión -dijo- , sentido es el sentido concreto en una situación determinada. Es siempre el requerimiento del momento... cada día y cada hora espera, pues, con un nuevo sentido y a cada persona le aguarda un sentido distinto del de los demás".

Habló de la necesidad, en estos tiempos de incertidumbre, de una nueva conciencia que no espera el cambio en el exterior sino en el interior de las personas, a través de su dimensión espiritual pero sin necesidad de que exista una religión por medio. "Las religiones separan a los hombres pero la experiencia religiosa los une porque, a la postre y aunque sea con diferentes nombres, están buscando todos lo mismo, Y, si hablara de una intención común diría que la paz interior, ponerse en orden, que es lo más parecido a la felicidad".