Jouve reconoció que sigue siendo un misterio insondable el origen de la materia que está en la base de la comprensión de todo cuanto nos envuelve:"La ciencia es demostrativa no intuitiva. Su campo de aplicación es el del estudio de los fenómenos naturales y dado que hay fenómenos naturales que por ahora se escapan a la experimentación o a la demostración empírica, no se puede ni se debe entrar en polémicas sobre cualquier idea que trate de dar una explicación, incluso sobrenatural, simplemente porque se aparta del método de análisis habitual de la ciencia".

La tesis personal de este reputado genetista, profesor hoy en la Universidad de Alcalá pero antes en las de Madrid, Bilbao y Córdoba, con más de 200 publicaciones en su haber, es que muchos científicos y grandes pensadores han adecuado su fe en un Dios creador a la evidencia de la evolución y de los grandes descubrimientos sobre la diversidad y complejidad de los seres vivos. "Este es también mi punto de vista -comentó-. No tenemos porquú negar la existencia de un Dios creador de todo lo que nos rodea y nos maravilla, sino maravillarnos de que lo que nos rodea es precisamente el fruto del impulso creador y la capacidad de evolución con el que Dios lo creó todo desde el principio de los tiempos. Dicho de otro modo, muchos biólogos compartimos la opinión de muchos científicos que descubren cada día a Dios al profundizar en lo intrincado de sus investigaciones".

Resaltó una frase de Einstein: "La Ciencia sin Religión es coja y la Religión sin Ciencia es ciega. Me basta reflexionar sobre la maravillosa estructura del Universo y tratar humildemente de penetrar siquiera una parte infinitesimal de la sabiduría que se manifiesta en la Naturaleza para concluir que Dios no juega a los dados. El científico ha de ser un hombre profundamente religioso".