-Los ratones de laboratorio adelgazan espectacularmente con algunos productos.

-Con muchísimos, como la leptina del ratón obeso. Es una hormona que regula. Produce saciedad así que la gente deja de comer. Regula el apetito y el metabolismo. Pero presenta varios condicionantes. No es tan fácil. La obesidad es poligénica. Lo importante es la educación desde niño, comer de forma regular alimentos sanos.

-¿Cuáles?

-Los alimentos sanos son los que hemos comido toda la vida. Enseñar a los niños a comer es tan importante como que aprendan a leer y a escribir. Mi nieto está siempre con una maquinita, con un ordenador, y al lado una bolsa de comida. Una mano en el ordenador y la otra en la bolsa. Tecleando y comiendo. Cuando leo la composición de lo que come no soy capaz de entenderlo.

-La medicina es ciencia, es arte, es experiencia...

-La medicina se basa en la ciencia pero la práctica médica es otra cosa. Hay una brecha entre el laboratorio y la práctica médica. La propia práctica médica está revuelta. Dicho sea entre comillas, la medicina del día a día ni les gusta a los profesionales ni le gusta a los pacientes. La medicina ha dejado de lado la relación humana. Los médicos hacen huelga para estar ocho minutos con un paciente.

-¿Es imaginable sin grandes aparatos?

-La medicina es más fácil de lo que a veces se pretende. Con cierta experiencia, con cierto sentido común y conociendo el oficio se pueden resolver muchas papeletas sin grandes aspavientos. Puede ser suficiente charlar con el paciente y darle consejos. Hablar de lo que debe hacer y lo que no, manejando un mínimo de farmacopea. Hay que volver a la medicina directa y próxima.

-¿Cómo se acaba con las listas de espera?

-Los economistas dicen que es muy fácil quitarlas. En un sistema universal y gratuito el único mecanismo regulador es la cola. Hágase lo que se haga así será. Bueno, hay otro mecanismo regulador: recortar prestaciones o copago. No es popular, pero el sistema actual es carísimo y se nos va de las manos.