A.M./ Agencias / VIGO/ Madrid

La polémica saltó ayer en la Comunidad de Madrid, después de que la cadena SER informara sobre la decisión del gobierno regional, que preside Esperanza Aguirre, de incluir sacerdotes en los comités de ética de los hospitales públicos, dándoles voz y voto para tomar decisiones, extremo que la propia Consejería de Sanidad ha desmentido mediante un comunicado. Matiza además que la función de los sacerdotes es la "asistencia religiosa de los enfermos que lo soliciten", pero no tienen "poder de decisión".

Desde que se crearon los comités de ética en los años 80, en Galicia la mayoría de los hospitales importantes cuentan entre ellos con un capellán, según informa Jesús Martínez Carracedo, director del Secretariado Interdiocesano de Pastoral da Saúde de Galicia. El religioso apunta, sin embargo, que en estos comités participan "a título personal y de forma voluntaria y no como representantes de la iglesia". Además, tanto su opinión como la del resto de los miembros del comité, no tiene carácter vinculante, sino consultivo; el comité sólo asesora al médico responsable y éste puede tomar una decisión contraria. Por ello, Martínez considera infundadas las críticas surgidas desde diversos partidos políticos al conocer este convenio madrileño.

IU pide que se retire

IU ha pedido retirar el citado convenio del Ejecutivo autonómico con la Iglesia mientras que el secretario de Libertades Públicas del PSOE, Alvaro Cuesta, ha rechazado que "mentes podridas por el dogmatismo" intenten interponer prácticas confesionales en centros públicos.

Aunque la SER daba a entender que este convenio es nuevo, en realidad fue firmado en 1997 por Ruiz Gallardón, por aquel entonces presidente de la Comunidad de Madrid, y este año simplemente se ha renovado, según apunta el consejero de Sanidad de Madrid, Juan José Güemes. Pese a los años que lleva en rigor, Güemes asegura que actualmente no hay ningún cura en los comités éticos de los hospitales de Madrid, una situación muy distinta a la que se vive en los hospitales gallegos, donde la mayoría sí cuenta con algún capellán en el comité ético.