El dolor, que ha marcado la vida del poeta argentino Juan Gelman, impregnó ayer su discurso de agradecimiento del Premio Cervantes, en el que afirmó que las heridas de la dictadura "aún no están cerradas", sino que "laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego", añadió el poeta, que recordó a las 30.000 víctimas de la dictadura militar argentina.

"Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Sólo así es posible el olvido verdadero", destacaba Juan Gelman tras recoger el galardón de manos del Rey, en la ceremonia que se celebró en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares ayer.

Gelman (Buenos Aires, 1930) ganó el Premio Cervantes por ser un gran poeta que ha sabido integrar en su obra "su terrible historia personal", y era previsible que su tragedia, y la de miles de argentinos, surgiera en un discurso de tono reivindicativo entremezclado con su admiración por el autor del Quijote. El escritor celebró llegar "nuevamente a una España empeñada en rescatar su memoria histórica, único camino para construir una conciencia cívica sólida que abra las puertas al futuro".

"Ya no vivimos en la Grecia del siglo V antes de Cristo en que los ciudadanos eran obligados a olvidar por decreto. Esa clase de olvido es imposible. Bien lo sabemos en nuestro Cono Sur", dijo Gelman, cuyo hijo Marcelo y su nuera Claudia, embarazada de siete meses, fueron asesinados en 1976 por los militares. Tras 23 años de intensa búsqueda Gelman dio con su nieta en Uruguay, donde fue criada por la familia de un policía. Ayer, Macarena, asistía emocionada a la ceremonia junto con otros tres nietos del poeta, "dispersos por medio mundo", como dijo el escritor.

"Hay recuerdos que no necesitan ser llamados y siempre están ahí y muestran su rostro sin descanso. Es el rostro de los seres amados que las dictaduras militares desaparecieron", dijo Gelman con voz queda.

"Pesan en el interior de cada familiar, cada amigo, cada compañero de trabajo y alimentan preguntas incesantes: ¿cómo murieron? ¿Quiénes lo mataron? ¿Por qué? ¿Dónde están sus restos para recuperarlos y darles un lugar de homenaje y de memoria? ¿Dónde está la verdad, su verdad? La nuestra es la verdad del sufrimiento. La de los asesinos, la cobardía del silencio", añadió.

Al principio de su discurso, el escritor consideraba "verdaderamente admirable" que el jurado del Cervantes hubiera premiado a la poesía "en estos tiempos mezquinos y de penuria, como los calificaba Hölderlin", y en un mundo como el actual "en el que cada tres segundos y medio un niño menor de cinco años muere de enfermedades curables, de hambre, de pobreza".

"Pero ahí está la poesía: de pie contra la muerte", subrayó Gelman, quien destacó la importancia que tuvo para él la obra de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz durante el exilio al que lo condenó la dictadura. "Su lectura me reunió con lo que yo mismo sentía, es decir, la presencia ausente de lo amado, Dios para ellos, el país del que fui expulsado para mí", añadió. También el Quijote le abría entonces "manantiales de consuelo", alegó.