El joven músico expresa sus mejores deseos para que se resuelvan los conflictos políticos entre China y el Tíbet y desaprueba las protestas desatadas por la celebración de los Juegos Olímpicos en Pekín, tal y como explica a Efe durante sus ensayos en el Auditorio Nacional, donde interpreta durante este fin de semana a Chopin.

La esencia de los Juegos "ha representado históricamente a un mundo en paz", apunta, al tiempo que se muestra optimista porque "finalmente los problemas que están afectando a los Juegos se van a resolver y no van a impedir que los de Pekín sean unos de los mejores que se hayan visto".

"Una vez que te conviertes en músico, uno de tus objetivos es el de anular tensiones, y ese es el papel que me toca jugar a mí como ciudadano chino", asegura Lang Lang, quien regresa al "Concierto para piano y orquesta número 1 en Mi menor, Opus 11", una de las piezas de Chopin con las que ganó el premio Tchaikovsky a los 13 años y que no toca desde hace tiempo.

Convertido en toda una estrella de la música clásica, debuta con la ONE tras la invitación del director artístico de la misma, Josep Pons, a quien define como "un buen amigo" y con el que además coincidirá en el próximo "Septiembre Sinfónico", el ciclo con el que la Orquesta Nacional inicia anualmente su temporada y que llevará a Lang Lang a actuar en un espacio abierto, el Matadero de Legazpi.

Será una importante cita ante el público español, al que conoce bien ya que ha visitado una decena de ciudades, que nombra sin apenas estrujar su memoria.

Recuerda especialmente Málaga, porque allí pasa numerosas estancias en la casa de su maestro Daniel Barenboim, lugar donde disfruta ensayando "frente a un hermoso paisaje frente al mar", recuerda.

En la puerta de su camerino se arremolinan decenas de niños que han presenciado uno de sus ensayos, a la espera de que este virtuoso del piano les firme alguna de las fotos que traen consigo.

Parece que Lang Lang ha conseguido otro más de sus objetivos profesionales, el de acercar la música clásica al público más joven.

"La televisión e Internet son grandes aliados para lograrlo -explica el pianista-. Estamos en la era de las comunicaciones, que es en la que mi generación se siente a gusto, y al formar parte de ella me es fácil establecer esa conexión que me resulta importante en mi carrera".

Se sentó ante un piano por primera vez a los dos años de edad, cuando vio a los personajes de animación "Tom y Jerry" tocar este instrumento por televisión y en su iPod confluyen la música de Christina Aguilera, Norah Jones y el hip-hop de Kanye West, con las melodías de Herbert Von Karajan, o el pianista polaco Rubinstein.

"Tocar el piano es sentir parte de mí, siento que el corazón toca las notas a través de los dedos. La música abre tu imaginación y te conecta con el mundo", expresa con la misma pasión con la que recuerda que Chopin compuso la partitura que ahora él se encarga de revivir en el Auditorio Nacional: "Se inspiró en el anhelo que sentía por un amor que aún no había materializado", explica tras la entrevista mientras balancea el libreto entre sus manos.