Ágatha de Santos / VIGO

La Educación para la Ciudadanía centrará el debate de este vigesimosegundo encuentro, que dirige el catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de A Coruña Xesús R. Jares, que en diciembre cesará como coordinador de Educadores pola Paz tras 25 años al frente del mismo. Gregorio Peces-Barba y Juan José Tamayo Acosta son algunos de los ponentes de estas jornadas.

-¿Cada vez hay más casos de violencia escolar o es que ahora son más visibles?

- El acoso escolar es real, aunque tiende a magnificarse. La violencia, sea de la naturaleza que sea, tiene la cualidad de resultar atractiva y de vender. ¿Existe el acoso escolar? Sí, pero no llega a cifras alarmantes ni es algo generalizado. Como ante cualquier agresión, no podemos permanecer indiferentes. El centro ha de intervenir y también la familia. Y desde luego, no es un buen sistema ocultarlo o solucionarlo con una simple expulsión. Hay que ver dónde está la raíz del problema. Lo ideal sería crear un ambiente de buenas relaciones, donde las disputas se resuelvan a través del diálogo. Por eso, la comisión de convivencia de cada centro tendría que tener un equipo de mediación.

- ¿Qué es lo que falla para que se den estos casos?

- Vivimos en una sociedad donde la violencia es cada vez mayor. Los niños ven películas y juegan a videojuegos violentos desde muy pequeños... La violencia parece haberse naturalizado. La familia también ha cambiado. Se le dedica poco tiempo a los hijos y éstos mandan en casa. Hay demasiada permisividad. La disciplina es necesaria; tiene que haber unas normas de respeto democráticas. Para educar es necesario decir no, pero se cree que si se hace se le va a crear un trauma al niño. Y luego está la sociedad de consumo... El niño debe saber que no todo lo que hace está bien y que no todo lo que pide es bueno para él.

- ¿Educación para la Ciudadanía servirá para acabar con los casos de violencia?

- No se la puede pedir tanto, pero sí estoy convencido de que va a ayudar a que se resuelvan.

- ¿Qué opina de que algunos padres se amparen en la objeción de conciencia para que sus hijos no cursen esta materia?

- La mayoría está siendo engañada por el fango mediático de que la materia se opone a la familia, cuando sus pilares son la educación ciudadana, y el respeto al estado de derecho y los derechos humanos. Si se leen los quince folios del currículo verán que no impone ningún tipo de familia y que es compatible con ser católico.

- En Galicia comienza a impartirse el próximo curso. ¿Prevé que también aquí se presenten objeciones?

- Es posible, pero sucederá como en las comunidades donde ya se está impartiendo: serán minoritarias.

- ¿La religión católica debería salir del sistema educativo?

- Desgraciadamente, aquí el Gobierno no se atreve a dar el paso. Una de las grandes polémicas de esta legislatura va a ser la religión en las escuelas. Y desde los sectores laicos vamos a insistir en que se revise el Concordato con la Santa Sede de 1979 para que se avance porque en este campo estamos igual que hace treinta años. La sociedad española es cada vez más plural: hay españoles de origen asiático, musulmán, protestante... y esto crea una situación de injusticia.