"Ninguna de las muchas comunicaciones existentes hablan de algún tribunal juzgador -dijo-. Si acaso te juzgas a ti mismo porque hay como un repaso de tu vida que te vuelve en imágenes aceleradas, como en una película en la que estás como observador y al tiempo metido en ella".

Siguiendo esa línea de obtención de información a través de personas que ya están al otro lado y que la conferenciante da por verosímil, afirmó que "allá se vibra a una velocidad muy superior y nuestros nombres se identifican con una vibración especial, como una clave espiritul que nos representa. Dicho de otro modo, nuestra personalidad tendrá una característica vibracional que será como un carné de identidad".

Para Blanco-Soler al llegar allá nos situamos en una dimensión en la que hay muchos planos, según el nivel espiritual obtenido en vida carnal. La distancia y el tiempo no existen y para asentar esa afirmación leyó literalmente una comunicación con uno de estos seres según la cual "lo que para vosotros son largos años de vida terrenal, para nosotros, que estamos vestidos de ropa de eternidad, es un parpadeo". En cuanto a la reencarnación, la parapsicóloga tiende a creer que es un hecho voluntario "aunque para volver hay que prepararse allá".

Esta vida es sólo una oportunidad para aprender y nuestro comportamiento aquí va a condicionar el estado inicial de la llegada a esa otra vida después de la muerte, dijo Sol Blanco-Soler, que insistió en la mejor vida que parece esperarnos al otro lado de esta. "Una madre contó una comunicación con su hijo pequeño, fallecido, que le decía `cuánto le gustaría a ella estar allí´. Hay otro caso de un padre fallecido que mandó un aviso para su hija: "Decidle que esto es fascinante y estoy muy ocupado. Ya la veré cuando llegue aquí".