La agresividad y la fortaleza no son atributos clave para que los machos seduzcan a las hembras, según un estudio de la Universidad del Sur de California publicado hoy que demuestra que las "chicas" se fijan en otras cosas.

Un equipo de biólogos determinó en una investigación sobre el comportamiento de las moscas de la fruta que, en vez de "la ley del más fuerte", en el flirteo prima "la ley del más sexy".

"En nuestro escenario, a la mayoría de las hembras les importaba muy poco si el macho ganaba o perdía una pelea, aunque lo tenían en cuenta cuando los 'tipos duros' eran derrotados. En ese caso, éstos apenas se emparejaban", aseguró a Efe el director de la investigación, Brad Foley.

En unas condiciones de suficiente alimento para todas las moscas, el macho más agresivo y dominante en un territorio no tenía más éxito en sus relaciones sociales que los más pacíficos que empleaban sus energías en otras tareas.

"Las moscas pueden cantar y emplean feromonas para atraer al sexo opuesto, pero después de una lucha, algunas están demasiado cansadas para cortejar a las hembras", indicó Foley Los investigadores encontraron semejanzas cuando extrapolaron los resultados al comportamiento del ser humano.

"A pesar de las evidentes diferencias con las moscas, vimos actitudes similares con el hombre. En unos y en otros, el macho quiere conquistar al mayor número de hembras posibles, y emplea diversas técnicas para hacerlo. Ellas son más selectivas", señaló Foley.

Durante las pruebas se observaron distintos comportamientos de las hembras, que se sentían atraídas por diferentes machos por motivos que los científicos no alcanzaron a comprender.

Ese factor "sexy" ha influido para que generación tras generación los machos no se hayan tornado en superagresivos, como podría haber ocurrido si la dominancia fuese el atributo principal para atraer a las hembras.

"En lagartos, peces y pájaros, los machos territoriales a menudo obtienen las hembras... pero estamos aprendiendo cada vez más que éstas se escabullen frecuentemente y copulan con machos de cantos seductores o colores brillantes", argumentó Foley.

La investigación sirvió para probar que la agresividad o la fortaleza no siempre funcionan a la hora de ligar, si bien no aclaró en qué reside el atractivo.

"La única forma de saber qué hace sexy a una mosca (o a un ser humano) sería preguntar a otras moscas. Al igual que en los humanos, algunas moscas tienen más habilidad para conseguir pareja que otras, y ni siquiera los seres humanos nos ponemos de acuerdo a la hora de argumentar qué es lo que le hace a alguien sexy", comentó.

La investigación mostró que existen unas inesperadas interacciones entre los individuos que definen quién tiene éxito con el sexo opuesto, lo habitualmente denominado "química", que no responde a un patrón establecido.

"Para entender por qué los miembros de cada especie son genéticamente tan diferentes unos de otros, hay que dejar de pensar en que exista una estrategia (de flirteo) que sea la mejor", comentó Foley, para quien en un entorno social se puede decidir si nos atrae la afabilidad de George Clooney o la agresividad de Russell Crowe.