Más del 78 por ciento de las quejas por ruido ambiental dentro de las viviendas urbanas se deben al ruido que genera el tráfico. Sin embargo, sólo el 6 por ciento de las denuncias por contaminación acústica se realizan por esta causa, mientras que las denuncias por las molestias acústicas que causa el ocio --de las que se quejan sólo un 12,75 por ciento de los ciudadanos-- acumula el mayor número de denuncias ante las autoridades, en concreto el 39 por ciento.

Son datos de primer estudio anual sobre ruidos realizado el pasado marzo por el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Telecomunicaciones (COITT) y presentado hoy, en vísperas del Día Mundial contra el Ruido que se celebrará el próximo 16 de abril, por el vicedecano del COITT, Fernando Ramos; la vocal del COITT y responsable del estudio, Carmen Cordón; el director técnico de la empresa de ingeniería acústica IAG y miembro del COIT, Eugenio García-Calderón; y la portavoz de la consultora Tatum Ana Peñaranda.

El trabajo, realizado a través de 800 entrevistas telefónicas en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Palma de Mallorca, Bilbao, Córdoba, Vigo y Gijón, todas ciudades de más de 250.000 habitantes y titulado 'Los efectos del ruido ambiental en la sociedad y su percepción por parte de la ciudadanía', destaca que es el tráfico el principal motivo de queja por contaminación acústica, sobre todo el de coches (55,8%), motos (38,38%) y camiones (25,75%)

Otro de los ruidos de los que más se quejaron los encuestados fueron los que generan los vecinos (29,63%); las sirenas, alarmas y las bocinas que suenan por los coches en doble fila (16,75%); las obras (14,25%); los locales y zonas de ocio (12,75%); la recogida de basuras (11,75%) y los peatones en general (11,38%). Sorprendentemente, sólo un 2% de los ciudadanos se quejaron del ruido de los aeropuertos, de los puertos y de las industrias pesadas.

Según esta encuesta, la mitad de los ciudadanos sufre molestias a causa del ruido en sus hogares y más de un 17 por ciento han visto afectadas por esta causa sus vidas diarias, ya que la contaminación acústica genera en casi uno de cada tres encuestados problemas de estrés y ansiedad (27,9%); falta de concentración e incluso dificultades para comunicarse dentro de su vivienda (27,5%) e irritabilidad y agresividad (25,83%).

Sin protección ante el ruido de las obras

Asimismo, aunque en menor medida, el ruido dentro de casa en España, el segundo país más ruidoso del mundo sólo por debajo de Japón, genera insomnio (18,75%), dolor de cabeza (17,50%), problemas de memoria (8,33%), depresión (5,89%) y falta de deseo sexual (2,5%), según los expertos en salud consultados por el COITT, que destacan que el ruido también puede "debilitar el sistema inmune" de las personas que lo sufren y agravar las enfermedades que puedan sufrir.

Según García-Calderón, el ruido diurno que supere los 65 decibelios ya puede ser considerado "perjudicial para la salud de quien lo sufra dentro de su hogar", mientras que el ruido nocturno superior a 25 decibelios en una habitación, que dice se trata "casi del silencio", ya puede generar trastornos en el ciudadano.

"Respecto al tráfico cerca de una zona residencial, el límite está en los 60 decibelios y debe ser menor de 50 durante la noche", detalló en base a la norma del ruido vigente en nuestro país el representante del COITT, quien piensa que no denunciamos el ruido que generan las carreteras porque "nos hemos acostumbrado a él".

El experto reconoce que la ley del ruido no ampara al ciudadano que quiera quejarse del ruido de las obras. "No hay límites de ruido generado por obras en las ciudades, sólo en algunas normativas municipales, como en la de Madrid, se establece que de noche sólo pueden hacerse obras urgentes. No obstante, la gente se queja poco de este ruido porque lo consideran una situación transitoria", explicó.

Sin embargo, la mayoría de los encuestados (76,5%) reconoce que no se plantea tomar medidas para reducir el nivel de ruido en sus ciudades y sólo un 5,75 por ciento ha pedido alguna vez mediciones del ruido, una circunstancia que puede tener su raíz en que cerca del 75 por ciento de la población considera que la ley del ruedo regula sólo la contaminación acústica de bares, discotecas y zonas de ocio y que la mayoría (54%) cree que se aplica "poco o nada".

Según los expertos del COITT que participaron en este trabajo, la "descoordinación" entre administraciones y el vacío legal existente en relación con ciertos elementos responsables de la contaminación acústica, tales como las relaciones de vecindad, o lo referente a las construcciones que se levantaron antes de la aparición del Código Técnico de la Edificación, son "algunos de los problemas más difíciles de resolver en este sentido".

Asimismo, el estudio destaca que existe "un grave incumplimiento de esta ley por parte de las constructoras a la hora de cuidar la calidad de las edificaciones o de acompañar la construcción de las infraestructuras con medidas para reducir el impacto acústico". Además, reclaman que hagan los mapas de ruido pendientes desde 2003.